La Unidad específica de la Policía Local encargada de velar
por el cumplimiento de las Ordenanzas tiene entre sus
prioridades la persecución de las obras ilegales. EL PUEBLO
ha acompañado al grupo en una de sus jornadas de trabajo,
durante las cuales detectan e informan además a la
Inspección de Trabajo de contrataciones irregulares de
extranjeros.
El incremento de las infracciones relacionadas con la
construcción ilegal, que según la experiencia de los agentes
de la Policía Local dedicados a su persecución, ha ido
claramente en aumento en los últimos tiempos junto a otras
violaciones de las Ordenanzas, ha llevado a este Cuerpo de
seguridad a la intensificación de los controles. A ello se
dedica desde hace cuatro meses de forma específica, aunque
todos los agentes de la Policía Local tienen la función de
velar por el cumplimiento de las Ordenanzas, una Unidad
creada con este fin. El grupo está compuesto por cuatro
agentes, a los que EL PUEBLO ha acompañado en una de sus
jornadas de trabajo.
El día en que este diario compartía ronda con los policías,
el trabajo comenzaba en el Pasaje Recreo, una de las zonas
de la ciudad en la que, según la experiencia de estos
agentes, más prolifera la construcción ilegal. Los policías
detectaron actividad en el interior de una vivienda a través
de una ventana. Aunque trabajan de paisano, a la hora de
actuar se colocan los chalecos reflectantes que los
identifican como miembros de este cuerpo policial, por lo
que al llamar a la puerta de la casa en obras, uno de los
trabajadores salió corriendo. El otro, un marroquí entregó
su pasaporte para su identificación, pero nada de permiso de
trabajo, ni contrato, ni licencia de obras en la vivienda.
“Han dejado la fachada, pero dentro está preparada para
levantar tres plantas, lo típico”, señalaba el jefe de la
Unidad. Por fuera, la casa no mostraba signo alguno de estar
en obras, pero el interior se había demolido por completo
para levantar varias plantas, lo que demostraba una escalera
de varios tramos construida al fondo.
“¿Dónde está el patrón?”. El jefe de la Unidad se dirigía en
español y en dariya -árabe dialectal que maneja con soltura-
a un albañil extranjero, marroquí como la mayoría de los que
se emplean en Ceuta, que no disponía ni de contrato ni de
licencia de estas obras en las que trabajaba. Además de
controlar la existencia de estos últimos permisos, es decir,
que las actuaciones tanto en la vía pública como en el
interior de las viviendas cumplan la Ordenanza Reguladora de
la Disciplina Urbanística, este grupo de la Policía Local
colabora con la Inspección de Trabajo en la detección de
empleados sin contrato.
En estos casos, los policías trasladan al trabajador a
Comisaría para su filiación y después informan a la
Inspección de Trabajo, que es la que sanciona la
contratación ilegal de trabajadores, en este caso concreto,
extranjero. La multa es de 10.001 euros por cada trabajador
empleado sin papeles. El responsable es el promotor de las
obras, “pero en Ceuta la mayoría de las veces es el dueño de
la vivienda el que contrata directamente a una cuadrilla de
marroquíes”, señalaban, por lo que son los dueños del lugar
en el que se realizan las obras los que han de afrontar las
sanciones.
Para este tipo de trabajo resulta importante conocer el
idioma de los marroquíes que trabajan de forma ilegal en
Ceuta, no sólo para preguntarles, sino también, advertía el
agente, para entender lo que se dicen entre ellos. “Tetuán.
Busca vida”, repetía el que fue descubierto in fraganti en
la obra de Pasaje Recreo.
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