Hacía varios años que no había
tanta problemática con el calendario escolar, como ha habido
este año, cara al curso próximo.
Y toda esa problemática, aparte de por criterios del
Ministerio, que tiene sus normas, ha venido motivado por una
serie de intransigencias absurdas de ciertos sindicatos que,
al final, se han quedado en “agua de borrajas”, y que ha
dejado a quienes se creen los “organizadores”, con el
trasero al aire.
Efectivamente, las cosas han terminado como se programó
desde el Ministerio y, curiosamente, dejando de lado eso de
la Semana Blanca que nadie pedía, salvo los negociadores, el
calendario ha quedado mucho más razonable y cómodo de lo
que, desde cierto o ciertos sindicatos, se proponían.
Una vez más y nada especial, a favor, tengo por qué tener
con la Administración, ahora que estamos tan metidos en los
finales del Campeonato del Mundo de fútbol, el resultado ha
sido este:” Sindicatos 0 – Administración 1.
No hubo, pues, acuerdo, pero hay calendario, un calendario
sin Semana Blanca, pero con un curso escolar mucho más
racionalmente distribuido, sin tener más, ni menos días
lectivos de los que ha habido en otras ocasiones.
A lo largo del curso escolar se van a ir reformando esos
días que para los sindicatos eran “intocables”, de la Semana
Blanca, con lo que habrá algún mínimo receso, con puentes,
algunos de ellos prolongados, y con recuperación de ciertas
fiestas que habían “volado” del calendario, no sé si los
sindicatos sabrán por qué.
Mirando, sin ningún interés especial, simplemente como un
espectador, aunque afectado por lo que se dé en los
intereses de la enseñanza, la programación que se va a
seguir este año absorbe, con creces la “ya liquidada” Semana
Blanca.
Si es que soy capaz de llevar por orden, desde el comienzo
del curso el calendario, nos encontramos con un puente de la
Hispanidad, antes de haber llegado a mediados de octubre.
Primer receso, a las pocas semanas de comenzar.
El 17 de noviembre, algo que no se había dado nunca, hasta
ahora, hay que tenerlo en cuenta, será festivo escolarmente
por la festividad musulmana del Aid El Kebir. Ya antes, ha
habido un festivo, el 1 de noviembre, día de Todos los
Santos, que en esta ocasión es lunes.
En cuanto a la Constitución, el día 7 tampoco será día de
clase y una vez entrados en enero, hay una fiesta escolar,
que desconozco por qué había desaparecido del calendario, el
28 de enero, Santo Tomás de Aquino, aunque ahora todo lo que
suene a santoral, sindicatos y Administración, en lo único
casi están de acuerdo, lo citan como Día de la Comunidad
Educativa, y que en esta ocasión, en viernes, no va a ser
día lectivo.
Desde el comienzo de curso, hasta el día 1 de febrero, todos
los meses han tenido algo, con lo que ya a esas alturas se
ha superado, con creces, la “semanita de las diatribas”.
Febrero, que es corto, y marzo el más largo de todos, no
tendrán fiestas. En abril los 11 días naturales de las
vacaciones de Semana Santa, y en mayo el día 1 lunes, es
festivo, desde donde se enfila la recta final del curso,
hasta llegar al 13 de junio, fiesta local de Ceuta, siempre.
Con este calendario, desmenuzado y mucho más razonable no sé
qué “conejo” se van a sacar de la chistera los Aróstegui y
compañía, para convencer a los pocos que les siguen. A este
paso no les van a seguir ni los liberados.
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