Pocas veces se ha hecho “tan de
rogar” el verano, para dejar atrás la primavera, como este
año. Y eso de dejar atrás la primavera es un decir, porque
tiempo primaveral en los últimos meses, si acaso, hubo un
par de semanas y muy poquito más.
¿Estamos, de verdad, metidos de lleno en el cambio
climático?. No lo creo o, por lo menos, no lo creo en los
términos que “ciertos científicos” nos lo están queriendo
presentar, pero de una forma que es, totalmente, opuesta a
lo que estamos teniendo.
Ahora toca esperar. Y no me cabe ninguna duda de que, a lo
largo de los dos próximos meses, cuando menos, habrá calor,
posiblemente mucho, pero eso no es por el cambio, ni no
cambio, climático. Eso es lo que se ha venido dando desde
siglos atrás, sin que haya aparecido ningún listo que nos
pusiera en la situación de que el mundo está dando un giro
de 180 grados.
Y lo que sí se empieza a detectar, con el final de la
primavera y el comienzo del verano, es el trasiego de
personal, tras haber llegado para una gran parte de jóvenes,
especialmente, el final de curso.
Tampoco en esto se ha cambiado demasiado y a mediados de
junio, día antes, semana después, los chavales que durante
meses estuvieron estudiando, o haciendo como que estudiaban,
ahora ya han dado cuentas de su trabajo y para ellos, sin
duda, el tiempo se ha transformado, desde el momento en el
que llegaron las vacaciones.
Viajes, movimiento, mucho movimiento, trasiego de gentes,
trasiego de animales por mor de la trashumancia, y otras mil
razones que cambian en pocos días el ambiente de unos, la
tranquilidad de otros y el ver los días, ahora más largos,
con unas perspectivas muy diferentes.
Todo esto, y los que hemos pasado de los 30, los 40, los 50
e incluso los 60, lo vemos con normalidad, porque es algo
que, con ligeras variantes, se ha venido repitiendo en todos
los años anteriores.
Sin embargo, lo que no se ha repetido, al menos con la
agudeza actual, es la intranquilidad que produce cada
movimiento político, especialmente, salido del Gobierno de
la Nación.
No hay confianza, no hay tranquilidad y todo se ve en medio
de una nube tan poco clara que uno trataría de esquivarla,
si fuera preciso.
Ahora nos llega la duda sobre si habrá o no remodelación del
Gobierno ¿ Y para qué? Diríamos muchos, si el tiempo que
falta hasta llegar a unas nuevas elecciones no iba a traer
un cambio de verdad. Mal estamos y podría ponerlo peor.
Se acerca el final de nuestra presidencia europea y, con
todo lo que se ha movido dentro, no nos ha dado tiempo a
analizar si se ha hecho algo bien, mal o regular, o si no se
ha hecho. Una oportunidad más que se ha dejado pasar, sin
haber dejado nuestro sello, nuestra marca, en estos seis
meses, de los que únicamente los botafumeiros hablarán y
dirán cosas bonitas. Los demás, ni feas, ni bonitas, no
diremos nada.
Ahora mismo, mientras estoy escribiendo, en la tranquilidad
de mi pueblo, con un día radiante, con el cielo azul (aquí
no hay contaminación alguna) estoy pensando que de qué nos
sirve este paisaje tan de cuadro de artista, si aquí igual
que en otras partes las gentes no saben lo que espera para
mañana.
En un pueblo con muchos pensionistas, en lo primero que
piensan es en si un nuevo retoque en su pensión va a ser
para rebajarla.
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