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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 23 DE JUNIO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

El Delegado del Gobierno debe intervenir ya
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Si los sindicatos tuvieran que vivir de las cotizaciones de sus afiliados haría ya mucho tiempo que habrían tenido que cerrar sus sedes. Los sindicatos, pues, son reos de las subvenciones gubernamentales. Y, por más que sus cabecillas quieran hacernos creer lo contrario, saben muy bien que su poder de maniobra es realmente limitado.

El ejemplo lo tenemos en Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo. Quienes andan con la cabeza gacha tras haberse dado cuenta, una vez más, que han perdido poder de convocatoria. Y que al paso que van ya mismo tendrán que alquilar mercenarios para que concurran a las huelgas. A pesar de que el número de parados es alarmante. Lo cual viene a demostrar que los sindicatos están de capa caída.

Fernández Toxo, el baranda de CCOO, estuvo en Ceuta, no ha mucho tiempo, y salió encantado de lo que vio: una manifestación que recorre diariamente el centro urbano. La manifestación está compuesta por unas cien personas que secuestran la arteria principal de la ciudad, haciendo sonar su trompetería y dificultando en todos los aspectos la vida económica de la ciudad.

Fernández Toxo felicitó efusivamente al padrecito de los pobres, Juan Luis Aróstegui, por montar un espectáculo diario de tal calibre. Más o menos le vino a decir que pasará a la historia como un sindicalista adelantado a su tiempo. Por ser el primero que se ha atrevido a desafiar a las autoridades ceutíes. Todos los días, a la misma hora y en el mismo sitio.

Todos los días, a la misma hora y en el mismo sitio, los comerciantes y los taxistas, los vendedores ambulantes y los conductores de autobuses y los viandantes en general braman contra las autoridades. Porque no entienden que éstas sean tan melifluas como para seguir permitiendo que cien personas atenten contra los bienes de otras muchas personas. De innumerables personas.

Mientras las autoridades dejan transcurrir el tiempo sin tomar las medidas oportunas para combatir una manifestación que no tiene más sentido que romper el ritmo de vida de la ciudad, el secretario general de COOO -en Ceuta- continúa presumiendo de tenerlos más grandes y mejor puestos que el caballo de Espartero. Es el grito egocéntrico que se le oye cuando está disputando sus partidos de fútbol-sala entre individuos que le ríen la gracia o le adulan por los favores que les ha prestado colocándoles a familiares. Y hasta le permiten, en alguna que otra ocasión, que les propine el punterazo de turno en la parte más dolorosa de la tibia. Es el precio que han de pagar por haber sido premiados con empleos a dedo.

Los parados -ya sean de religión musulmana, hindú, judía o cristiana- tienen todo el derecho del mundo a luchar denodadamente por conseguir un empleo. Y deben ser ayudados a encontrar ese empleo por los sindicatos. Sin duda. Mas en este caso, no hace falta ser muy avispado para comprender que el secretario general de CCOO está atropellando la razón. Y lo está haciendo, créanme, debido a que las autoridades le están permitiendo que juegue sus bazas porque sí. Cuando sólo cabe estudiar bien el daño que Aróstegui le viene causando, con la manifestación, a personas y a bienes. Se impone ya la intervención del Delegado del Gobierno.
 

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