En estos tiempos tan revueltos en el ámbito de la sanidad
pública quiero hacer pública mi gran satisfacción y, mayor
aún, grata sorpresa ante el trato recibido por un
profesional y, sobre todo, humano médico que aunque suene
extraño y lamentable no es la tónica general que nos solemos
encontrar en los servicios públicos sanitarios (que merecen
mi mayor y humilde respeto)… ya que queda patente que,
desgraciadamente en ocasiones, no se corresponde con la
realidad un trato y recepción cordial y amable por parte de
algunos profesionales de la medicina… Y si éste se sitúa en
una esfera de cordialidad, gentileza, afabilidad, empatía,
etc., entonces es digno de mención y reconocimiento. Por
ello, con estas palabras quiero transmitir mi agradecimiento
más sincero ante el extraordinario trato recibido por este
gran doctor tanto a nivel profesional como, sobre todo,
personal.
Es evidente que cualquier persona que llega a un hospital,
junto a sus familiares, se convierten automáticamente en
seres vulnerables y sensibles a todo el entramado sanitario
que conlleva una enfermedad o una hospitalización… Si a ello
le sumamos el trato insensible de algunos de los
“responsables de nuestra salud física y mental” que
desafortunadamente viene acompañando a tan lamentables
circunstancias, pues el dolor de éstas familias se hace
mayor y profundo…
Cuando empezamos a tratar con este facultativo mi sorpresa
era directamente proporcional a su gran humanidad, a su
ternura, a su implicación, a su sensibilidad, a su tacto,…a
su “buen hacer”; todo ello acompañado de su gran e
incuestionable profesionalidad. Este trato cordial y
especial recibido es fundamental y de relevante importancia
para el paciente y su familia, y sobre todo, para su pronta
y satisfactoria recuperación.
Hoy quiero atestiguar que en esta época tan cuestionable y
controvertida no hay que perder la fe en lo que se refiere a
un desempeño profesional y, sobre todo, personal íntegro en
la relación médico-paciente. Afortunadamente, he tenido el
honor de conocer al médico y a la persona que me ha hecho
creer nuevamente que puede existir un doctor cuya
profesionalidad sólo puede ser superada por su gran
humanidad, gracias Dr. Leopoldo Domínguez Pérez.
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