Dicen los libros de historia que por Ceuta y España
circularon todas las civilizaciones y siempre hubo
diferencias religiosas y culturas. Y es “evidente” que la
geografía también dicta el “alma” de las ciudades y los
pueblos, y la ciudad autónoma demuestra esta realidad con el
privilegio de estar bañada por dos mares y ser un “puente”
entre dos continentes.
A través de estos dos paradigmas, Gustavo Manuel de
Arístegui, portavoz de Asuntos Exteriores del Grupo
Parlamentario Popular, propuso a Ceuta como modelo de
convivencia entre las diferentes religiones y culturas
durante su ponencia en las I Jornadas Jurídicas, y que
interpretó como las “señas de identidad” de esta tierra.
Integración, diversidad, carácter, respeto y modernidad
fueron algunos de los adjetivos que Arístegui utilizó en su
intervención para desglosar su visión sobre la ciudad y,
posteriormente, sobre la humanidad en general, considerando
que la estabilidad social, en el marco de la democracia, “es
el mejor motor para una economía, generando confianza,
tranquilidad y buenas perspectivas”.
A este respecto, el portavoz de Asuntos Exteriores del Grupo
Parlamentario Popular hizo un guiño al papel “fundamental”
del puesto fronterizo del Tarajal advirtiendo que “cuanto
más intensas sean las relaciones, más prósperas serán
económicamente las comunidades de ambos lados de la
frontera”, por lo que Ceuta y, por tanto, Melilla, se
convertirán en “dos polos de proyección de riqueza y diálogo
con respecto a España y Europa”.
Como conclusión al debate social, económico, religioso y
cultural creado, Arístegui hizo una advertencia sobre los
beneficios de una convivencia pacífica. “En la ignorancia
está la confrontación y la violencia, mientras que la falta
de respeto viene de no preocuparse por saber cómo es el
prójimo, nuestro amigo, nuestro vecino. Al final, somos
personas con principios comunes a todos los seres humanos,
con independencia del origen o la religión, y en todo este
análisis, la palabra clave es integración cuando hablamos de
extranjeros, y respeto, cuando hablamos de españoles. Todo
ello, bajo un mismo paraguas institucional: la democracia”,
clausuró el portavoz de Asuntos Exteriores del Grupo
Parlamentario Popular.
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