La sesión plenaria celebrada ayer por la Asamblea ceutí ha
supuesto la aprobación de cinco propuestas presentadas por
el consejero de Fomento, entre ellas, las que dan lugar a la
creación de la Gerencia de Urbanismo y de un procedimiento
sumario que permitirá actuaciones de urgencia para detener
la realización de obras ilegales. No obstante, una de las
protagonistas de la jornada volvió a ser la siempre polémica
Manzana del Revellín, para cuya construcción se ha dado luz
verde a una “novación” del crédito destinado a sufragar las
obras por importe de 9 millones de euros, con lo que la
inversión total ascenderá a 55.
La propuesta para la “novación” del préstamo destinado a
sufragar las obras de construcción de La Manzana del
Revellín, presentada ayer por la vía de urgencia al Pleno
ordinario de la Asamblea y por valor de 9 millones de euros,
comenzó con un debate sobre la idoneidad de la inversión
realizada en este complejo cultural, 55 millones de euros, y
derivó en una discusión entre Gobierno y oposición acerca de
la “deuda viva” de la administración local.
El encargado de defender la propuesta de la Ciudad fue el
consejero de Economía y Empleo, Guillermo Martínez, quien
desglosó las diferentes partidas en las que se distribuirá
este gasto, que se prevé amortizar, dijo, en cinco plazos
semestrales de 1,8 millones y que aumenta la carga
financiera de la Ciudad hasta un 15,45%, “dentro del límite
del 25% que tienen las administraciones públicas”.
Martínez explicó que las modificaciones del proyecto que es
necesario sufragar ahora son “las propias de una ejecución
dilatada” y citó como ejemplo que en un principio sólo se
contemplaba la remodelación del acerado de tres calles,
Padilla, Muñoz Castellanos e Ingenieros, y que finalmente
han sido reformadas íntegramente. Algunos de los conceptos
en los que se invertirán los 9 millones son, explicó,
revisión de precios, mejoras acústicas del conservatorio y
el auditorio, modificado de barandillas y mobiliario,
climatización, modificación del acceso al aparcamiento y
liquidación de las obras por ampliación, así como la última
fase del proyecto escénico.
Inversión de 55 millones
La inversión, “con total transparencia”, en palabras de
Martínez, ascenderá finalmente a 55 millones de euros, de
los que 4,5 revertirán, explicó, en recaudación por Ipsi.
El responsable de Economía terminó su primera intervención
con la descripción de un “equipamiento de alta calidad” que
sustituye a lo que antes del año 2000 era “un solar baldío”,
pero la respuesta del portavoz del principal grupo de
oposición, Mohamed Alí, fue que su intervención no sería
“para criticar pelotazos urbanísticos ni para ensalzar lo
bonito del proyecto”, sino para señalar que “no vale 55
millones de euros”.
La posterior afirmación de Alí en el sentido de que se ha
pagado por la Manzana “cuatro veces más de lo que valía”, y
cifrar la “adjudicación” de la obra a Corsán-Corviam en el
año 2003 en 11,9 millones de euros, desató la indignación de
Martínez, que en varias ocasiones a lo largo del debate le
explicó que esa era tan sólo una de las ocho fases en las
que se ha desarrollado la ejecución de la obra, en concreto,
la de “cimentación y estructura”. El consejero le acusó por
ello, al igual que hiciera luego el consejero de Hacienda,
Francisco Márquez, de moverse “en el lío” como pez en el
agua.
Márquez intervino en este punto del orden del día ante la
manifestación del líder de UDCE de que “tampoco podemos
entrar a hablar del endeudamiento, pues la deuda viva ya no
son 195 millones, sino 218, a los que la gestión política de
la Manzana ha puesto su granito de arena”.
Como respuesta a las apreciaciones de Alí, que también
preguntó por el cumplimiento de los compromisos de la parte
privada en las zonas comunes del complejo, Martínez defendió
la “fiscalización”, certificaciones y tasaciones de cada uno
de los contratos por parte del arquitecto Juan Antón en las
dos primeras fases y de la consultora Idom en las
siguientes. Con Alí llegó Martínez a un enfrentamiento más
duro al invitarle a acudir a los tribunales ante sus
“insinuaciones de desviaciones o desfalcos”.
Por su parte, la portavoz socialista aseguró que “es un
despropósito que se hagan modificaciones”, lo que calificó
de “incompetencias en la gestión” y “falta de previsión”.
Márquez dedicó una buena parte del debate a explicar lo que
es la “deuda viva” y al hecho de que fluctúa porque es “la
que hay que amortizar en cada momento”. También defendió el
nivel de endeudamiento actual de la Ciudad como “prudente”,
dedicado por completo a la inversión pública y como medida
“anticíclica” frente a la crisis.
La propuesta sobre la Manzana salió adelante con los votos
en contra de la oposición.
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Frases que son “para ponerlas en mármol”, disculpas por
llamar “pesado” a Alí y rectificación de Musa
Los calificativos volvieron a ser
ayer uno de los protagonistas de los rifirrafes entre el
Gobierno y la oposición. Aunque la portavoz socialista,
Inmaculada Ramírez, llamó “plúmbeo” al consejero Márquez, al
que sentó mal un adjetivo de igual significado, pesado, fue
a Mohamed Alí, líder de UDCE. Quien así le describió, el
consejero de Economía, Guillermo Martínez, se disculpó y
sustituyó la palabra pesado por “tenaz e insistente”.
Pero quien se convirtió en blanco de la ironía de Márquez
fue Ramírez, que le acusa de “tener la mala costumbre de
descalificar a esta portavoz”, y que sentenció que “no hay
visitante que diga que lo que está hecho (de la Manzana del
Revellín) es estético”. En referencia a su autor, el
arquitecto Álvaro Siza, Ramírez dijo que “hay grandes genios
que hacen grandes pifias”. “Hay frases que son de mármol y
que usted diga eso de un premio Pritzker, el Nobel de
arquitectura, es para ponerlo en mármol”, le contestó
Márquez.
Pero el momento más tenso en cuanto al uso de algunos
términos se produjo cuando el representante de IU, Mohamed
Hadu Musa, dijo que este proyecto es “un atraco a los
bolsillos de los ceutíes”. El consejero Martínez le pidió,
como así hizo el diputado no adscrito, que rectificase lo
que calificó como una grave imputación.
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