El fuego que se originó en la mañana de ayer en el buque
quimiquero ‘Rhone’, atracado en el puerto de Ceuta desde el
pasado mes de septiembre, pudo ser sofocado sin que llegara
a alcanzar la carga de lignosulfato de sodio que está siendo
estos días transbordada al barco de bandera maltesa
abarloado a la nave turca, ‘Besiktas Galata’. Un fallo
eléctrico en el motor auxiliar parece la causa del
siniestro, que afectó a toda a la sala de máquinas, aunque
afortunadamente no hubo que lamentar ninguna desgracia
personal debido a la diligente actuación de los servicios
portuarios y el cuerpo de bomberos de la ciudad.
Un incendio desatado al amanecer de ayer lunes en la sala de
máquinas del buque quimiquero Rhone, en el que se efectúa
desde hace días una operación de trasbordo de las 3.200
toneladas de lignosulfato de sodio que porta este barco
hasta los tanques del Besiktas Galata, obligó a movilizar
importantes recursos portuarios, de bomberos y emergencias
sanitarias hasta el muelle España, donde permanece amarrada
la nave turca desde el pasado mes de septiembre.
Según informaron a EL PUEBLO desde la Capitanía Marítima y
la Autoridad Portuaria de Ceuta, el aviso del incendio llegó
al centro de coordinación del puerto a las siete menos
veinte de la mañana, por lo que se puso inmediatamente en
marcha el protocolo de emergencias interiores y se dio aviso
rápido al servicio contra incendios.
Los tripulantes del buque de bandera maltesa que desde más
de una semana permanece abarloado al Rhone fueron los
primeros en intentar apagar las llamas que se extendían por
estribor y que tenían su foco en el motor auxiliar, el cual,
según todos los indicios, fue objeto de un fallo eléctrico.
Una de las primeras decisiones de la Capitanía Marítima fue
desabarloar el Besiktas Galata, que soltó amarras y salió a
fondear en la Bahía Norte, donde permanecía al cierre de la
edición. El capitán marítimo, Jesús Fernández Lera, apuntó
que se estaba en contacto con los armadores para que se
hicieran cargo de la carga que queda en el barco turco,
aproximadamente la mitad, y el presidente de la Autoridad
Portuaria, José Torrado, manifestó su confianza en el que el
trasvase del lignsulfato de sodio pudiera continuar hoy
mismo.
Por su parte, fuentes del servicio contra incendios
explicaron que en principio se trasladó hasta el lugar una
autobomba urbana pesada, otra autobomba ligera, cuatro
bomberos, dos conductores y un mando. Veinte minutos después
llegó una segunda dotación con cuatro bomberos, otra
autobomba pesada y otra ligera, además del jefe de guardia.
En total se emplearon cerca de una hora y más de 20.000
litros de agua para sofocar las llamas. A las ocho de la
mañana se produjo el cambio de guardia, que se empleó en
refrescar la nave y cerciorarse de que el fuego se
encontraba completamente controlado.
Con todo, en la tarde de ayer los técnicos aún no habían
podido verificar el estado de la sala de máquina porque se
encontraba aún anegada debido a la gran cantidad de agua que
hubo que arrojar para sofocar el fuego.
El propio capitán marítimo confirmó a este periódico que la
maquinaria había quedado completamente inutilizada. “Si la
situación del barco era mala, ahora es mucho peor”,
prosiguió Fernández Lera.
El capitán marítimo ratificó ayer mismo que, ahora con más
razón que nunca, no se permitirá salir al Rhone a navegar
una vez que se hayan resuelto los embargos que pesan sobre
él. El barco tendrá que ser a la fuerza remolcado hasta un
astillero para proceder a su desguace.
Afortunadamente, el siniestro no provocó ninguna desgracia
personal y todos los tripulantes, tanto del Rhone como del
Besiktas Galata salieron ilesos del incidente.
|