El salón es un hervidero de conversaciones. Los políticos
forman corrillos. Y Juan Vivas aparece pronto por la
puerta de ‘cuadrillas’ dispuesto a tomarle el pulso a la
cosa. Se le nota contento. Y, rápidamente, se pone a
departir con algunos miembros de su gobierno. Eso sí, el
presidente permanece como el camaleón: mirando hacia
delante, pero con un ojo hacia atrás. Trata de controlarlo
todo.
Yolanda Bel luce chaqueta
verde y pantalón negro. Combinación muy torera. Su
vestimenta me hace pensar que hoy la consejera de Medio
Ambiente y Portavoz del Gobierno, llega dispuesta a no
dejarse ganar la partida. En un momento determinado, me doy
cuenta de que cerca de ella está Inmaculada Ramírez,
lleva un conjunto color hueso y malva. Inmaculada no puede
disimular que entre ella y Yolanda no caben las buenas
relaciones.
Mabel Deu no está un
momento quieta. Nunca antes la había visto yo tan
impaciente. Va de un lado a otro como si su presencia fuera
necesaria en varios sitios a la vez. José Antonio
Rodríguez y Javier Martínez se cuentan su vida
mientras Ángel Javier Díez Nieto mira disimuladamente
la figura que se le ha quedado a la portavoz del Gobierno.
Me dicen que Yolanda Bel está haciendo carrera continua.
Eva Perea, tan amable como
siempre, se acerca a saludarme. También Celina de Miguel
me hace un gesto de amistad desde su bancada. Nunca me
cansaré de decir que esta mujer tiene garabato y sabe estar
en todo momento. Por el camino que voy, cualquier feminista
me puede poner verde.
Le digo a la consejera de Sanidad
y Consumo, Adela María Nieto Sánchez, que viene a
saludarme, que hace un mundo que no la veo. Y ella me
responde que las obligaciones mandan. Adela parece estar
viviendo sus mejores momentos políticos. Y eso repercute en
su semblante.
Observo desde mi posición que el
consejero de Fomento, Juan Manuel Doncel, parece
estar estresado.
Carolina Pérez vive en su
mundo. Aunque según pude apreciar parece que se ha
convertido en la más acérrima admiradora de Yolanda Bel. A
quien no le quita la vista de encima. Debe de ser, digo yo,
porque se barrunta que Bel está llamada a ser más de lo que
ya es en el partido.
La entrada en escena de Mohamed
Alí, acompañado de los suyos, que son Fatima Hamed,
secretaria general de la Unión Demócrata Ceutí, y Abselam
Abderrahaman Maate, Responsable de Finanzas, se produce
con quince minutos de retraso. Lo cual, según comentario
generalizado, es algo habitual en él.
Juan Vivas, a quien le gusta un
atril y un micrófono más que me gustaba a mí Jennifer
Jones, hasta el punto de verme veinte veces la película
Duelo al sol, habló en su primera intervención durante
cuarenta y tantos minutos. Y lo hizo con su aplomo
acostumbrado. La estima de Juan Vivas debe estar por las
nubes. Pues sólo las personas que consiguen quererse tanto
son capaces de hablar con la seguridad que él demuestra. El
presidente de la Ciudad hizo una exposición de todos los
logros de su gobierno. Y se permitió recordar que hubo
algunos fallos; pero dijo, con cierta sorna, que tampoco se
iba a extender sobre ellos, porque estaba seguro de que la
oposición se los iba a enumerar todos.
Se refirió al cambio que se ha
producido en la ciudad. De manera que cualquier ceutí
disfruta enseñándosela a quienes vienen de fuera. Destacó
las inversiones, aun en tiempos de crisis. Resaltó la
lealtad que mantiene con el Gobierno de la Nación. Y que los
dineros que se reciben por parte del Estado no son dádivas,
sino que son productos de los acuerdos firmados. Muchos de
ellos cuando gobernaba el Partido Popular. Se defendió de la
deuda que le han venido achacando a su gobierno en los
últimos días. Y se puso serio cuando nombró la palabra paro.
Limitándose a decir lo de siempre: "Me solidarizo con los
parados pero debo decir que nosotros no somos responsables
del paro".
Mohamed Hadu ‘Musa’ usó su
turno leyendo un discurso con voz queda. Como si tuviera
problemas de garganta. Se le oía mal. Pero, aun así, nos
enteramos de lo que le dijo al presidente en relación con
los parados: "Señor Vivas, tiene usted nueve mil parados y
sigue sin dar una respuesta. Así, se expone usted a una
confrontación social" Durante la intervención de ‘Musa’ las
mujeres aprovecharon casi todas para darse una vuelta por el
baño.
Uno le tiene ley a Inmaculada
Ramírez. Y así se lo he confesado a ella en varias
ocasiones. Lo cual no es óbice para que le diga que nunca
debió aceptar ser la portavoz de su partido. Y es que no ha
nacido con aptitudes para desempeñar ese cargo. Pues su
oratoria es muy pobre. Se pierde. En no pocas ocasiones, se
queda en blanco. Y los oyentes bisbisean tonterías. A mí,
debido a que Inmaculada es una señora en todo el sentido de
la palabra, me causa tristeza verla tratando de salir
adelante en una labor que la sobrepasa. Su actuación sirvió
para que Vivas y, sobre todo, Yolanda Bel, la tomaran con
ella a cuenta de que la portavoz socialista usó el término
chorrada sin venir a cuento. Me dio grima verla decir que lo
que menos deseba ella es que el Debate del Estado de la
Ciudad terminara recordándose como el de las chorradas.
Quien no dijo chorrada alguna fue
Mohamed Alí. Cuánto ha crecido este hombre como
parlamentario. Está en un momento impresionante: denuncia en
corto y por derecho. Sin ambages ni circunloquios de tres al
cuarto. Parecía un martillo pilón. Estuvo en todo momento
haciendo gala de un humor fino, echó mano de las
comparaciones y nos hizo reír con sus respuestas a Vivas.
Qué razón llevaba Nicolás Fernández Cucurull, senador
del PP, cuando me celebró hace años al líder de la UDCE.
¡Qué pena que por despecho se haya echado en los brazos de
Juan Luis Aróstegui!
Así se lo digo a la encantadora
Fatima Hamed. Además de felicitarla por la magnifica
actuación de Mohamed Alí. Y ella no tuvo el menor
inconveniente en transmitirle mis palabras al líder de su
partido. Y éste, aprovechando uno de los descansos, tuvo a
bien hacer un aparte conmigo para intercambiar impresiones.
Y le dije lo que creía obligado decirle. Lo cual contaré en
una columna.
En lo tocante a Yolanda Bel, debo
decir que también ha mejorado lo indecible a la hora de
parlar. Un consejo: no debe alargar tanto los preámbulos. Ni
oírse tanto cuando habla. De eso se dio cuenta Juan Vivas,
en el último tramo del debate, y sin ningún miramiento le
indicó, por medio de Rabea Mohamed Tonsi,
vicepresidente primera de la Mesa Rectora, que diera por
acabada su segunda intervención. Se excedió, cómo no, en los
halagos al presidente.
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