Sebastià Jornet Forner, es arquitecto, profesor de urbanismo
en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y secretario de
la Agrupación de Arquitectos Urbanistas de Catalunya. Carlos
Llop Torné, es doctor arquitecto, director del Departamento
de Urbanismo de la Universitat Politécnica de Catalunya y
Director del Master en Desarrollo Urbano y Territorial de la
Fundación de la Universitat Politècnica de Catalunya. Con
Joan Enric Pastor Fernández, en el año 1988, fundaron el
despacho Jornet – Llop - Pastor arquitectos, en el que
desarrollan estudios y trabajos de planeamiento y
arquitectura, un equipo de 25 profesionales y un conjunto
pluridisciplinar de colaboradores desarrollando un amplio
abanico de trabajos de ordenación territorial. Por el
trabajo en el barrio de La Mina, han recibido el último
Premio Nacional de Urbanismo, concedido por el Ministerio de
Vivienda correspondiente a la convocatoria del año 2006.
Pregunta.- Nos podría hacer un resumen de la ponencia:
“Actuaciones para barrios con oportunidades: el barrio de la
Mina en Barcelona-Sant Adrià del Besós”.
El barrio de la Mina es un polígono residencial resultado de
una actuación surgida a finales de los años sesenta, cuyo
objetivo era la erradicación de diferentes núcleos de
“infraviviendas” en el área metropolitana de Barcelona. La
marginalidad, en el caso de La Mina toma forma y muestra
todas sus caras: marginalidad geográfica, social, física,
económica y las marginalidades, que han hecho de La Mina un
modelo y un paradigma del conflicto..
Destinado desde el inicio al realojo de población que
principalmente se habían instalado en barrios de barracas y
chabolas de autoconstrucción en el frente litoral de
Barcelona, el barrio de La Mina con un porcentaje
significativo de población gitana, vivió durante casi
treinta años, 1972-2000, diversas tentativas de
transformación, desde el derribo total hasta la simple
rehabilitación, generando al tiempo una cierta conciencia de
desconfianza y descrédito respeto las diferentes acciones
emprendidas por la administración pública.
En gran parte el acierto de la decisión del Plan está,
precisamente, en haberse atrevido a intervenir en la parte
más pública del barrio pero más cerrada y monolítica, el
espacio central ocupado por las escuelas, los equipamientos
deportivos y una parte importante de las dotaciones
públicas. Un espacio que en lugar de unir, separaba en dos
partes el barrio. La propuesta supone una intervención
radical: un “sventramento” central en el lugar que ocupaban
los equipamientos, una actuación que es al mismo tiempo una
ruptura para generar una nueva sutura urbana, se trata de
cortar para volver a coser, pero poniendo una buena
cremallera (urbana por supuesto) en lugar de un triste
zurcido. Es deshacer, para generar nuevas condiciones de
hábitat. Se trata de reciclar para optimizar el espacio
urbano mal consolidado en su origen.
La transformación propuesta, determina el establecimiento de
un nuevo escenario flexible y abierto (la Rambla), sobre el
que construir la estrategia que hace visualizar y sobretodo
vivir desde su apertura la necesaria renovación y
revitalización del conjunto del barrio. La Rambla, además es
compleja y animada como todas las buenas ramblas de la
ciudad histórica, es decir es un espacio que todo el mundo
conoce, reconoce y asume como un espacio de referencia para
el barrio.
En términos cuantitativos estamos hablando de un barrio de
unas 2.700 viviendas, y que con la nueva propuesta tendrá
aproximadamente en total 3.500 viviendas, con una mayor
diversidad social y económica y con una nueva geografía
urbana, en la que las dotaciones y los nuevos equipamientos
públicos, garantizaran el intercambio y la relación con el
resto de la ciudad metropolitana a la que pertenece.
El plan urbanístico junto con el Plan de Actuación social,
constituyen la base del Plan de Transformación del bario de
La Mina y la propuesta del Plan de transformación del barrio
de La Mina, supone ir mas allá de la rehabilitación urbana,
aproximándose desde una perspectiva amplia en donde los
aspectos sociales, económicos, culturales y urbanísticos se
integren en un proyecto de carácter holístico que pretende
abrir un nuevo escenario de habitabilidad del barrio. La
coordinación y dirección del Plan de Transformación
corresponde al Consorcio del Barrio de la Mina, entidad
urbanística en la que han unido esfuerzos la Generalitat de
Catalunya, el Ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs, el
Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación de Barcelona, con
el objetivo de sustituir las sombras del pasado del barrio
por unas nuevas luces del futuro que en momento actual ya
empiezan a ser una realidad
P.- ¿Se podría trasladar alguna idea o proyecto para
aplicar en Ceuta?
El proyecto presenta algunas lecciones aprendidas que pueden
ser trasladadas a otras realidades similares, y que
explicamos con la regla de las “c”:
• Concertación entre agentes y entre las diferentes
administraciones agrupadas en una entidad administrativa
única: el Consorcio; concertación tanto en los métodos de
análisis como en los instrumentos para conseguir los
objetivos de la transformación del barrio.
• Concentración en la intensidad y transversalidad de las
actuaciones, conscientes de que estos barrios, también
llamados débiles o desfavorecidos, necesitan de un impulso y
cambio de ritmo en las inversiones ordinarias, para poder
recortar la distancia que los separa de lo que se podrían
considerar barrios “normales”, haciendo buena la máxima:
“barrios con problemas”, “barrios con oportunidades”.
• Capitalización de las inversiones económicas en tiempo y
en el espacio donde se concretan, para que los habitantes
reconozcan el esfuerzo realizado y se vean las propuestas
planteadas, de modo que conlleve una progresiva adhesión y
coparticipación (también en aportaciones económicas) de los
mismos al proyecto de transformación.
• Coordinación, entre el proyecto del barrio y las
operaciones de proyecto de ciudad; y coordinación de
acciones en un proyecto integral que atiende las necesidades
de la transformación física, la sostenibilidad ambiental, el
bienestar social y la dinamización económica.
• Corresponsabilidad, que solo puede ser fruto del diálogo
activo entre los diferentes agentes implicados: políticos,
técnicos y sociales (vecinos y vecinas del barrio), que ha
supuesto una implicación colectiva, conscientes de que la
singularidad de la actuación, necesita de esta complicidad
colectiva respecto las estrategias, los recursos, el
calendario, los programas y las acciones que se han de
realizar.
• Calidad en la urbanización de los espacios públicos, en
los equipamientos y en las arquitecturas residenciales,
entendiendo el espacio físico como parte substancial de la
dinámica social y de la convivencia en el barrio. La
atención a la calidad urbana de los espacios públicos,
supone consideración de valor central a estos barrios, que
en otros tiempos ocupaban posiciones periféricas.
• Continuidad y compromiso en la aplicación de los programas
sociales, basados en el conocimiento profundo y próximo de
las necesidades económicas, formativas y sociales de los
vecinos y vecinas del barrio. Programas con la suficiente
capacidad de flexibilidad para adaptarse a los nuevos
requerimientos que se presentan en el barrio.
P.- Ustedes han ganado recientemente el concurso para la
Illa Central de Badalona. ¿Se puede integrar con éxito la
naturaleza en el urbanismo moderno?
Justamente el proyecto de Badalona, que se llama “Badiu”,
como los jardines y huertos de los patios traseros de las
casas históricas de la ciudad, pretende conjugar ciudad y
jardín de proximidad. La adaptación mutua entre la matriz
biofísica, y el campo con la ciudad, es el gran reto del
urbanismo contemporáneo. En lugar de competir, colaborar, en
lugar de colonizar exnovo, regenerar y revitalizar tejidos
urbanos deficientes u obsoletos; en vez de roturar el
territorio con infraestructuras, resolver la integración de
las mismas. El urbanismo moderno es el del buen gobierno de
la ciudad y del campo en una suerte de equilibrio y
cohabitación.
P.- Ceuta es una ciudad llena de jardines, árboles,
palmeras... ¿Cómo afecta esto a la vida de los habitantes?
¿Influye de alguna manera?
El palmeral es uno de los referentes más importantes de la
historia de la civilización. La experiencia histórica de
ciudades del Yemen como Shibam o Sannaa surgidas de la
íntima colaboración entre el soporte de la matriz biofísica
y la ciudad como ecosistema complementario y cooperante a la
misma nos han aportado lecciones seminales de ecología
urbana y del buen hacer para el equilibrio entre el campo y
la ciudad. No conocemos Ceuta, y por tanto, por lo que
entendemos de la pregunta será un descubrimiento para seguir
entendiendo el valor de las ciudades desde su código
genético, en su lugar y en clave histórica.
P.- ¿Cómo sería su ciudad ideal?
La ciudad ideal no existe. La ciudad ideal es la ciudad
real, en su momento presente y como proceso histórico y de
futuro. La ciudad es una interacción de eventos y de vida,
de conflictos y de oportunidades, de legados y de proyectos
por hacer. La ciudad ideal es la que surge de la
credibilidad de una comunidad por su proyecto político,
cultural y socioeconómico para hacer ciudadanas y ciudadanos
de pleno derecho, con recursos para su pleno desarrollo.
Siempre estamos a tiempo de convertir nuestras ciudades en
la mejor ciudad internares, y por eso (y en todo caso
podríamos admitir el uso de este calificativo) la ciudad
ideal es la que cuenta con buenos “hacedores de ciudad”.
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