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ACTUALIDAD - SÁBADO, 13 DE MARZO DE 2010


tensión en el interior de la mezquieta. fr

Islam tradicional frente al importado
 

Enfrentamientos en el interior
de Sidi Embarek por imponer
a Liazid para oficial el rezo

Agentes de antidisturbios de la Policía Nacional tomaron el patio de acceso a la mezquita para permitir el paso de los musulmanes al interior del templo
 

CEUTA
Antonio Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La mezquita principal de Ceuta, la de Sidi Embarek vivió ayer un tercer viernes de fiertes disensiones que sustanciaron finalmente en agresiones verbales, empujones y una elevada carga de indignación después de que Ahmed Liazid Autah lograra, ayudado por las huestes de Maateis, subir al púlpito e impedir que accediera el iman nombrado por la ‘Nadara’. Insultos, gritos de ladrón, sinvergüenza y ambiente muy encrespado donde, según testigos presenciales el propio Maateis zarandeó al Iman Mohamed El Hamraoui enviado por el Mandub de Rincón y fue el que alentó a Liazid a que iniciase el rezo en mitad de la trifulca.

Tercer viernes de disensiones en Sidi Embarek que significó ayer un punto más de elevación de la división ya existente entre los seguidores de los ritos tradicionales en la región y los que entienden que Ceuta debe contar un islam importado de tendencias más rigoristas. Aquellos que ahora -para modelar su imagen- han ‘fichado’ a Ahmed Liazid, al que se ha acusado a gritos de “utilizar la religión para beneficio económico” por parte de quienes reniegan abiertamente de él por “pasarse al otro bando”.

No se esperaba menos. La falta de entendimiento entre los fieles del Consejo Rector de Sidi Embarek proclives a que Liazid no regrese, sin antes obtener el permiso de la ‘Nadara’ (organismo islámico de la región que dirije el Mandub como delegado de Asuntos Religiosos en M’diq-Rincón), y la organización dirigida por Laarbi Maateis que intenta ahora “el asalto” de la mezquita principal de Ceuta, ha provocado que la actuación preventiva de la Policía impidiera que los enfrentamientos iniciados en el interior del templo tuvieran continuación en el exterior.

Las fuerzas policiales mantuvieron libre el acceso de la puerta principal de la mezquita y custodiaron la libertad de culto de los musulmanes, tanto de los unos como de los otros. Su actuación resultó ser una suerte de intermediación táctica que logró evitar con éxito ayer que las aguas no se salieran de su cauce.

Pero dentro de la mezquita sobre las 13’00 horas se respiraba una calma tensa. A un lado de la puerta principal del templo musulmán, la figura inductora de Laarbi Maateis aguardaba la llegada de Ahmed Liazid acompañado de su hija Yalila. Al otro lado de esa misma entrada, los miembros del Consejo Rector, que habían recibido a esas horas, la llegada del Imam El Hamaraoui nombrado por la ‘Nadara’ para oficiar los rezos en Sidi Embarek.

Sin embargo, una vez Liazid en el interior del templo, activistas pro Maateis se hicieron con la puerta donde se guarda el púlpito y lograron introducir a Liazid quien se mantuvo agachado, en cuclillas, en el interior de la escalinata del pupitre. Una jugada rápida que impidió que el otro imam pudiera acceder al sagrado lugar. Eso sí, Liazid contó con la guardia pretoriana de la organización Maateis. El propio Maateis recriminó airadamente al Imam enviado por el Mandub su presencia en el templo y, según testigos “lo zarandeó e insultó”, para escarnio de los presentes.

Cuando Liazid recobró la verticalidad -su figura emergió de repente en el púlpito cual periscopio de batiscafo- después de haber estado escondido en su interior, Maateis se encargó de dirigir los gritos de apoyo al ‘viejo profesor’ quien con su actitud, ha indignado a las autoridades religiosas marroquíes, que dicen haber recibido una clara afrenta del Iman.

Una vez que el líder de la organización que trata de hacerse con el control de Sidi Embarek dio un gesto claro a Liazid para iniciar el rezo, pese a las protestas, la mayoría de los presentes abandonaron el templo no sin antes mostrar su indignación en el patio exterior. Fuera, la Policía Nacional ataviada con uniforme y material antidisturbios habían tomado el exterior para facilitar los accesos a la mezquita con seguridad. Una presencia preventiva que ayudó a una mayor tranquilidad de la zona pese a los encrespados ánimos.
 


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