A partir de las 22.00 de ayer y en apenas dos horas, el
teléfono de emergencias 112 recibió entre 60 y 70 llamadas
ante los fuertes vientos, acompañados de lluvias, que se
desataron en la ciudad, con rachas que en los medidores
urbanos marcaron hasta 90 kilómetros por hora. El presidente
Vivas reunió al Gabinete de Crisis hasta la una de la
madrugada.
Los vientos huracanados de poniente que comenzaron a soplar
ayer en la ciudad a partir de las 22.00 horas y con especial
virulencia, entre las 22.30 y las 23.00, mantuvieron de
nuevo alerta a todos los servicios de emergencia al generar
entre 60 y 70 llamadas al 112 y una veintena de salidas de
los Bomberos. En los medidores urbanos se registraron rachas
de entre 87 y 90 kilómetros por hora, que en la costa
superaron los 100. Ante esta situación, el presidente de la
Ciudad, Juan Vivas, convocó al Gabinete de Crisis, que
permaneció reunido el Palacio Autonómico hasta la una de la
madrugada.
De acuerdo con los datos proporcionados por el director del
112, Miguel Barbancho, un aviso por el posible peligro de
caída de una grúa en la calle Santander quedó finalmente en
un susto por parte de los vecinos, pues se trataba de un
contrapeso que se movió de forma violenta ante las fuertes
rachas de viento. Otra llamada similar se recibió desde el
Sardinero, procediendo las empresas responsables a
inspeccionar ambas grúas, al igual que ocurrió en otras
obras con andamios.
En la Marina, a la altura de la plaza de la Paz, el viento
arrancó de cuajo una palmera y una zona de la plaza de
África hubo de ser acordonada ante la precaria situación en
que quedó otra. El temporal causó además avisos por
desprendimientos de techos de uralita, y caídas de farolas y
de árboles en zonas como García Aldave.
Dotación y Servicios trabajó en diversos puntos de la
ciudad, como San Amaro y el Tarajal y en el polideportivo
Campoamor se instalaron algunas colchonetas en previsión de
que fuera necesario llevar a cabo algún desalojo, puesto que
tras la tormenta del sábado, cuyo balance final fue de 34
personas realojadas, los hostales de la ciudad estaban
llenos.
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