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OPINIÓN - DOMINGO, 7 DE FEBRERO DE 2010

 
OPINIÓN / ventana abierta

Abuelos del siglo XXI

Por María del Carmen Fernández Sánchez


Cada vez es más frecuente la imagen de la abuela/o paseando al nieto en el carrito, dándoles de comer o recogiéndoles del colegio. Los abuelos han sido y siguen siendo un gran puntal de apoyo para sus hijos y nietos. Son los que están siempre ahí, sin pedir nada a cambio, sin una mala cara o gesto, siempre dando cariño.

Entre las principales causas que han llevado a este nuevo fenómeno está la incorporación de la mujer al mundo del trabajo, el deseo de crecimiento profesional y hasta el deseo desmesurado de tener más bienes económicos.

Como razones principales por las cuales se prefiere dejar a los niños con los abuelos encontramos, una mayor garantía y seguridad de que sus hijos no pueden estar mejor atendidos; es más barato, ya que en muchas ocasiones los sueldos no permiten pagar una guardería o una asistenta en el hogar. Además con los abuelos, no existe límite de tiempo, no hay que salir corriendo del trabajo para llegar a tiempo a la guardería o para que se marche la chica. Se puede uno hasta entretener un rato con los amigos.

Estos abuelos del siglo XXI, son los abuelos de la generación de la transición. Es decir pertenecen a ese grupo de personas que protagonizaron el cambio político y social más importante que ha vivido España. Son personas con una vida familiar muy intensa. Cuidaron de sus hijos y siguen cuidando de aquellos que todavía no se han emancipado a pesar de tener edad para ello, atienden a sus padres ancianos, se hacen cargo de los nietos y muchos de ellos ante la grave crisis económica por la que atravesamos acuden a las necesidades de sus hijos en paro que no pueden atender a la propia familia o el pago de la hipoteca.. compartiendo con ellos sus limitadas pensiones.

Se trata de una generación valiente, sacrificada, y con un fuerte sentimiento de responsabilidad y cariño hacia todos los miembros de la familia. Ante estos testimonios que nos están dando, no tengo más que pensar que esta generación de abuelos, recibió de sus progenitores unos valores muy altos y no trasnochados como hoy en día se nos quiere hacer ver.

Pero, nos encontramos tristemente que muchos padres y madres de familia están haciendo de sus padres meros cuidadores de sus hijos, cuidadores muy especiales, pero cuidadores, y ello no se debe consentir. Es necesario que los padres transmitan una buena y saludable imagen de los abuelos a sus hijos. Hay que dejar claro a los nietos que los abuelos no son cuidadores, sino personas merecedoras de amor respeto.

No sería justo terminar este artículo sin tratar del llamado “síndrome de la abuela esclava”. Son muchas abuelas las que están con los niños enfermos, las que los cuidan, las que les dan de comer, lo llevan al colegio y hasta las que pasan con los nietos todas las vacaciones escolares.

Ante esta situación o nos ha de extrañar que muchas a pesar del cariño se sientan agotadas. No se atreven a decir a sus hijos que no pueden con tanta carga. Esto ha dado lugar al llamado “síndrome de la abuela esclava” que ocasiona una serie de desequilibrios funcionales en quien lo soporta.

Este síndrome se caracteriza por un proceso de agobio, stress, que va aumentando hasta que se rompe y aparecen en la cuidadora una serie de desequilibrios funcionales como puede ser la tensión que no baja, el azúcar que sube, palpitaciones, taquicardias…. Ante esta situación hay que decir: NO PUEDO MÁS.

Este paso no debería tener que darlo la abuela sino los propios hijos, pero no siempre sucede. Benedicto XVI dijo en el Congreso de Familia en Valencia: “Los abuelos son muy importantes en las familias. Ellos pueden ser- y son tantas veces- los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ojala que bajo ningún pretexto sean excluidos del círculo familiar. Son un tesoro que no podemos arrebatarle a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan un importante testimonio de fe”.
 

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