Las jornadas de estos dos últimos días han estado repletas
de interrogantes y los tripulantes del ‘Rhone’ han recibido
presiones continuas desde su propio gobierno, con
incertidumbre a cada hora y a cada minuto. Aunque, por
fortuna, la historia de estos marineros abandonados al
capricho del destino ha terminado con un final casi feliz ya
que siete de ellos lograron ayer cruzar el Estrecho de
Gibraltar y emprender la vuelta a sus hogares.
“Ha sido un ajetreo grandísimo porque, hasta el último
momento, ha existido la duda de si podían emprender el viaje
los ocho tripulantes, tal y como estaba previsto, o no. La
intervención del Gobierno turco, a través de su embajada en
Madrid y del vicecónsul, ha puesto un poco en peligro el
esfuerzo que hemos realizado, tanto en la compra de billetes
como el preparar el visado y arreglar los papeles”, explicó
Ramón Sanchez, responsable de la evacuación del ‘Rhone’
desde UGT.
Pese al estrés acumulado, claves fueron las intervenciones
de las autoridades locales para que los tripulantes, excepto
uno, pudieran respirar tranquilos y recuperar la sonrisa de
los últimos días tras estas tristes presiones. “Gracias a
las gestiones del capitán marítimo, Jesús Fernández Lera, en
la mañana de ayer, a través del jefe superior de policía,
pudimos solucionar el contratiempo ya que el visado que
obtuvimos era colectivo y no daba tiempo obtener uno
individual para cada uno de ellos. El que se queda sabe que
su destino no tiene nada seguro ahora mismo y él sabrá
porqué se queda. Una vez que las autoridades turcas han
intervenido, Cruz Blanca, la Unión General de Trabajadores
(UGT) y la Federación Internacional del Transporte (ITF),
nos desentendemos del tema puesto que ya está bajo el
auspicio de ellos”, lamentó y finalizó el mediador de UGT.
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