Acero que brillaba con los primeros rayos del sol, todo
impoluto, ansioso por recibir a los nuevos huéspedes y
respirar la alegría de los amantes del mundo ecuestre. Así
se mostraban las instalaciones de la nueva escuela hípica
que durante la jornada de ayer fue recibiendo a los
inquilinos que día a día darán vida a un recinto preparado
para acoger a más de 400 ceutíes. Para estos, la mejora de
las instalaciones son fáciles de describir: “Es como si
pasas a jugar del Murube al Bernabeu; es lo mismo”, comparó
el joven Jorge Ruiz Ramírez, quien lleva más de quince años
practicando este deporte sin límites de edad.
Y es que, efectivamente, 44.000 metros cuadrados con un
presupuesto de más de tres millones de euros son
ingredientes más que suficientes para que la nueva escuela
hípica pudiera ser todo un referente en el territorio
nacional. Pretensiones que ya rondaban por la mente de su
director, Javier Pérez. El nuevo centro ecuestres cuenta con
tres pistas, una más que en Viña Acevedo, y y medios e
infraestructuras más modernas, entre ellas, un caminador
para el entrenamiento y calentamiento de los caballos, y
vestuario para los usuarios.
También resaltar que tanto las cuadras o boxes como el resto
de zonas cubiertas se integran en un solo edificio, lo que
facilita las tareas de los monitores y los cuidadores. De
manera transversal, se localizan las zonas de aseo para los
animales, espacios para el ensillado y el guadarnés, espacio
que alberga monturas y materiales hípicos tales como las
bridas y los cepillos para las crines.
Al aire libre de los montes ceutíes y junto al arbolado de
la entrada tendrá su lugar de descanso los simpáticos ponis.
Y para no excluir ni echar en falta zonas para emergencias,
se han dispuesto tres boxes, aparte de los 96 actuales, para
equinos enfermos, yeguas en estado, o caballos extranjeros
que deban pasar el periodo de aislamiento previo a su
incorporación.
En definitiva, todo un complejo preparado y equiparado para
que los ceutíes puedan gozar de un deporte que no tiene
límites.
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