El hacinamiento, el chabolismo, la infravivienda y la
inmigración irregular que soporta la barriada de Príncipe
Alfonso tiene su lógico corolario en uno de los índices de
desempleo más altos de la ciudad. “Hay mucho paro, sobre
todo entre los jóvenes. Hemos experimentado un crecimiento
de población muy grande y tenemos mucha juventud sin
estudios ni formación, que no tienen otra opción que pasar
todo el día en la calle, con los problemas de delincuencia y
de drogas que ello genera”, se lamenta Abdelkamil Mohamed
Mohamed.
Los dirigentes vecinales creen que a veces se hace una
aplicación muy estricta de la Ley de Extranjería. “Se da el
caso de alguna marroquí que ha enviudado después de tener
hijos españoles con un padre español. Y hasta ella tiene
problemas para conseguir la documentación”, ilustra el
vicepresidente de la asociación vecinal, Ahmed Enfeddal.
Los portavoces vecinales temen que la barriada se convierta
en un gueto. “Hay personas que ya ni siquiera salen del
barrio para ir al centro”, se lamentan.
La situación de los más pequeños también preocupa a la
asociación de vecinos. “No tenemos más que un solo columpio
a la puerta de un colegio para todo el barrio. Y tenemos al
menos ochocientos niños en edad preescolar”, continúan
relatando Mohamed y Enfeddal.
Los portavoces del barrio entienden que también hay algunas
oportunidades que no se deberían dejar pasar desde el punto
de vista urbanístico. “Aquí, en la calle Este, se derribó
hace tiempo un edificio y a nadie se le ha ocurrido
construir aquí una zona de esparcimiento. El solar se ha
convertido en un vertedero que se inunda de agua cada vez
que llueve”, continúan explicando. El trabajo vecinal en El
Príncipe no tiene día de descanso.
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