El veterano Pedro Erquicia, primer director del prestigioso
programa de reportajes Informe semanal, disertó ayer sobre
la función pública –en cuanto a ”educativa y cultural”– que
debe tener la televisión, una cuestión que “sólo mentarla
provoca discusiones”, ironizó.
Erquicia manifestó que esta función educativa del medio
televisivo resulta “la utopía de algunos y un rompecabezas
para otros”, pero que hay que recordar que “al final del
camino está el espectador”.
Partiendo de la premisa de que la televisión se define como
el más importante de los medios de comunicación –”el medio
de los medios”–, “el paso a la neo-televisión no puede poner
en cuestión el concepto de servicio público”, que incluye
una serie de atributos como la promoción de la integración y
cohesión social, el pluralismo de puntos de vista, la
imparcialidad o el respeto a las minorías, citó Erquicia,
para quien “teóricamente” sería posible otorgar ayudas
institucionales a aquellos programas de las parrillas
televisivas que tengan un objetivo educativo.
El veterano profesional hizo un recorrido por las
“revoluciones” que se han dado en el Ente Público de Radio
Televisión Española (RTVE), el medio para el que Erquicia
siempre trabajó.
Entre estas revoluciones, Erquicia hizo hincapié en cómo a
finales de 1989 RTVE, cuando era una empresa rentable por su
carácter de monopolio, ganaba 40.000 millones de pesetas y
que la entrada en escena de la competencia de las
televisiones privadas conllevó “una bola de nieve imparable
de deuda, al tener que repartirse el pastel de la
publicidad”.
“Con las privadas llegó el fenómeno del zapping y el de un
nuevo destape”, dijo en referencia a programas como el de
las Mama Chicho.
Debido a este déficit galopante, “RTVE decidió subirse al
carro de las audiencias”, lo que supuso que “floreció la
lucha por las audiencias y el amarillismo”.
En unos meses, recordó el ponente, se presentará un nuevo
panorama con la aparición de cerca de 40 canales de TDT y el
cambio en la financiación y el fin de la publicidad en TVE,
lo que, a su juicio, conllevará situaciones que se
desvelarán en el tiempo aproximado de un año, a su juicio.
Del discurso de quien fuera alma mater del programa Informe
Semanal entre 1973 y 1978 se desprendió ayer los efectos
negativos que tuvo la competencia en la “mal llamada caja
tonta”.
Así, “Antena 3 fue la primera que empezó a multiplicar
noticias de sucesos, lo que produjo que obtuviera el primer
puesto de audiencias durante un año”, tiempo al cabo del
cual TVE recuperó el liderazgo.
Además de estos fenómenos derivados de la competencia,
Erquicia cree que la globalización tampoco beneficia a la
calidad de los contenidos en televisión, desde el punto de
vista de que “el sector audiovisual busca obtener beneficios
rápidos con inversiones bajas”.
“¿Es la televisión negocio o cultura?”, se preguntó el
conferenciante, “uno se queda con la impresión de que sólo
interesa el negocio”, se respondió, “shows para grandes
audiencias”.
De hecho, para Erquicia, la televisión ahora mismo está
expresando una vertiente cultural, sólo que “no es la
cultura de las minorías intelectuales”, sino más bien “la
cultura del variado Carnaval”. Así, recordó que “la ex mujer
de un torero acaparó el año pasado 66 horas en las parrillas
de programación de las diversas televisiones”.
“Los programas de cotilleo se han extendido como una plaga”,
lamentó.
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