Dos psicólogos y un psiquiatra avalaron en la tercera sesión
del juicio de la presunta trama de narcotráfico, que el
supuesto ‘cabecilla’ de la banda y su primo (conductor de la
furgoneta que esperaba en la costa malagueña) padecen
trastornos de personalidad, originados durante la infancia
de los acusados y que han producido “lesiones psíquicas” que
se han visto agravadas por el consumo de drogas y alcohol.
Los expertos aseguraron que tenían las facultades
intelectuales “parcialmente” anuladas.
”Padecen trastornos de personalidad que anulan parcialmente
las facultades intelectuales”. Esta fue la tesis mantenida
por los peritos sobre la salud mental del supuesto
‘cabecilla’ del grupo y su primo (conductor de la furgoneta
que esperaba el alijo en la playa), y que intervinieron en
la tercera sesión del juicio sobre la presunta trama de
narcotráfico entre Marruecos y Estepona.
Durante su intervención frente a los magistrados de la
Audiencia Provincial, el psicólogo clínico acreditó haber
tratado al primer acusado desde octubre de 2006 bajo el
diagnóstico de trastorno de personalidad con síntomas
ansiodepresivos aunque el tratamiento quedó interrumpido en
varias ocasiones. “El paciente mezclaba los fármacos con
alcohol y su adicción a la cocaína aunque de base presentaba
trastornos crónicos emocionales originados por malos tratos.
Al creer que era perseguido y que todo el mundo estaba en su
contra, comenzó a tener pensamientos suicidas y por ello, lo
derivé a un psiquiatra”, relató.
El siguiente en prestar declaración fue el psicólogo del
Centro Penitenciario Alhaurín de la Torre, quien realizó un
informe de dicho imputado por petición judicial. Durante su
corta intervención, el profesional confesó que el paciente
“no estaba en plenas facultades y por ello lo incluimos en
el programa de prevención de suicidios”.
Para finalizar el diagnóstico sobre el presunto ‘cabecilla’
del grupo, el psiquiatra concretó con su argumento que los
antecedentes del acusado le habían producido “lesiones
psíquicas” que afectaban “parcialmente” a sus facultades
desde su trato en 2005. Por ello, recalcó que el imputado
padecía una patología dual, emocional y por consumo de
drogas; “entonces al mezclarlo con los fármacos y los
estupefacientes se han acrecentado los síntomas paranoides
de persecución. Todo esto produce tales secuelas psíquicas
que permanecen de forma patente en la persona y aunque ahora
no hay consumo, la afectación es parcial”, aclaró el
profesional.
Una vez evaluado el primer acusado, los expertos procedieron
al análisis del segundo imputado, familiar del anterior y
supuesto conductor de la furgoneta que esperaba en alijo en
la costa de Málaga. Sobre este, el psiquiatra reconoció
haber redactado un informe en 2007 en el que se recogí que
el procesado sufría una alteración del comportamiento
reconociendo su adicción a las drogas; factores que podían
derivarse de su antecedentes vitales desde la infancia. “El
paciente onsumía fdroga desde los trece años, abandonó los
estudios y su nivel de inteligencia está por debajo de la
normalidad. Todo ello ha tenido como consecuencia la
desorganización de sus aspectos cognitivos por lo que puede
tener desfigurado el sentido de la realidad y ser una
persona fácilmente manipulable. Lo cierto es que podría ser
una sorpresa que preparase una organización”, explicó el
perito.
Tras la intervención de los profesionales, uno de los
magistrados de la sala se interesó por conocer a fondo a que
aspecto de la psiquiatría pertenecían estos factores, que el
psiquiatra incluyó dentro de la psicosis debido a los
síntomas paranoides de angustia, presión y persecución.
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