”Descarto que alguien entrase saltando la valla porque
las cámaras controlan todo el perímetro del CETI y sólo
reflejaron que había alguien entre los árboles del
exterior”, declaró como testigo uno de los vigilantes de
seguridad que entró en el CETI alrededor de las once de la
noche.
Según este, su turno se componía de tres vigilantes más que
le contaron que la denunciante había mantenido una disputa
con otra de las residentes esa misma tarde, agrediéndola e
insultando a otra de las trabajadores ya que se encontraba
bajo los efectos del alcohol. “Cuando llegué ella ya estaba
expulsada y cuando estuve en la cabina de control no paró de
golpear el cristal para que la dejase entrar. Ya de
madrugada regresó y me mostró que estaba sangrando, por lo
que llamé a un compañero, la llevamos a la enfermería y nos
contó que había sufrido un intento de violación aunque
estaba tranquila y sin llorar”, argumentó. El testigo luego
corroboró que la supuesta víctima reconoció al imputado a
través de fotografías y “olía a alcohol”.
Con respecto al imputado, el vigilante manifestó que este se
había presentado en el control de seguridad solo, en
pijamas, y sin manchas de sangre, además de no haber
encontrado en el parte de entradas y salidas que este
abandonase el recinto por la noche. “Los residentes deben
informar si pernoctan fuera y no tenemos constancia de ello.
Evidentemente se pueden escapar pero hay que tener en cuenta
que la valla mide tres metros y tiene pinchos en la parte
superior, por lo que causa heridas”, señaló.
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