El tetuaní M’hammad Benaboud, doctor en Historia por la
Universidad de Edimburgo, puso ayer sobre la mesa de las
Jornadas de Historia de Ceuta cómo historiadores marroquíes
y españoles han contado la Guerra de África de 1859 y 1860
desde sus atalayas, por lo que destacó como “importantes
fuentes complementarias” las del consul estadounidense en
Tánger, George Brown, y las del intelectual tetuaní
enfrentado con el Rey de Marruecos, Sidi Mfeddal Afailal, a
las que atribuyó imparcialidad.
M’hammad Benaboud puso ayer en valor el testimonio de las
crónicas de un estadounidense y un tetuaní que deberían
complementar el estudio de la Guerra de África, dado que, a
su juicio, los historiadores españoles se centraron en la
victoria sin paliativos en el norte de África y los
marroquies “consideraron una humillación la derrota, por lo
que sí estudiaron, por ejemplo, sus consecuencias
económicas, pero no tanto el conflicto en sí”.
“Hay que evaluar las fuentes y su origen para tratar de
llegar a un análisis objetivo de la historia”, sostuvo el
catedrático de Historia Medieval en la Universidad
Abdelmalek Es-saadi de Tetuán quien considera que el cónsul
norteamericano George Brown envió a su país comunicaciones
fiables, si bien reconoció que “su corazón estaba con
Marruecos al creer que España había declarado una guerra
gratuita”.
Por su parte, Sidi Mfeddal Afailal fue “un historiador no
oficial, muy crítico con el Rey” y que, por ejemplo,
describió las tropas marroquíes como “muy poco piadosas y
poco limpias, que se pasaban el día fumando kifi y cantando”
y que “el hermano del Rey –al mando del ejército– cometió
todos los errores militares posibles”.
Asimismo, para Mfeddal Afailal, el ejercito español fue más
víctima del clima y la orografía, que de un enfrentamiento
real con las tropas marroquíes.
De hecho, Benaboud se preguntó “¿quién fue derrotado en
realidad?”, dado que las tribus, el sultán y el hermano del
Rey no tuvieron mucha coordinación militar.
Según la fuente que supone Mfeddal Afailal, el ejército
marroquí carecía de instrucción militar y sus mandos
consideraban que no podían ganar, mientras que las tribues,
sin ninguna coordinación, lanzaron ataques esporádicos desde
el desembarco de las tropas españolas en Ceuta y su periplo
hasta la ciudad de Tetuán.
La motivación de las tribus fue, explicó este miembro del
Grupo de Investigación sobre Marruecos y España en la
Universidad de Tetuán, “muy fuerte”, ya que en su día fueron
expulsados de Andalucía y consideraban que “el infiel
cristiano amenazaba sus tierras”.
En lo que a las crónicas de Brown respecta, Mfeddal Afailal
explicó que el consul americano “no tenía ninguna duda de
que España forzó la guerra”, a través de continuas demandas
para pagar indemnizaciones.
Brown lamentó también que desde el desembarco de O’Donnell
el ejercito marroquí no entró en una confrontación directa
con el español, que llegó a Tetuán sin encontrar casi
resistencia, así como que existió un paco con el Muley Abbas
marroquí para la ocupación de la ciudad, que posteriormente
sería saqueada por las tribus.
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