El conocido como Campo Exterior de Ceuta no es muy extenso
pero sí muy rico. Tiene unas 2.000 hectáreas, de las cuales
la mitad tienen vocación forestal. Pertenecen al Ministerio
de Defensa en su mayor parte, a la Ciudad y algunas fincas,
las menos, a particulares. Pese a los esfuerzos de la Ciudad
por mantener estas zonas libres de cualquier peligro, lo que
si es cierto es que son muchas las voces que se alzan para
mantener un mayor cuidado de “una joya que es además
desconocida para la mayoría de los ceutíes”. Carmelo
Navarro, el responsable de la Brigada forestal no se cansa
de enumerar junto a dos de sus compañeros que realizan
guardia por los alrededores de García Aldave, cada una de
las especies tanto de fauna como de flora que no pueden
encontrarse en ningún otro lugar mas que en Ceuta. Desde el
burbul naranjero o el busardo moro o una perdiz que también
vive en Canarias y Gibraltar.
Más protección y mayor cuidado
Son muchas las voces que se han alzado pidiendo a los
máximos responsables de la conservación del terreno, que
trabajen por el espacio forestal de Ceuta más allá de las
tareas de control de incendios. Unidos bajo el grupo de
trabajo de la Agenda 21 que denuncian ha quedado en el
olvido, piden que se pongan medidas para evitar la erosión y
destrucción de suelo, mediante la repoblación con especies
autóctonas, así como controlar las plagas y enfermedades que
afectan a nuestros bosques; estrechando la vigilancia
ambiental con más medios humanos para evitar su degeneración
por efectos del tráfico rodado, a la vez que se facilite el
disfrute de nuestros montes con la creación de sendas
naturales, convenientemente señaladas.
También demandan una protección, conservación, recuperación,
gestión y aprovechamiento sostenible de la flora y fauna
terrestre de la ciudad, ampliando la zona de protección al
entorno del Arroyo del Infierno, además de hacer efectiva la
protección de los espacios naturales (Red Natura 2000) a
través de la elaboración de los correspondientes PORN y PRUG.
Van más allá, proponiendo la creación de un observatorio de
aves y cetáceos en la sirena de Punta Almina y de nuevos
espacios verdes y de ocio considerando que el turismo en
Ceuta debe ir siempre de la mano del ecologismo y el
proteccionismo de un lugar que siempre sorprende al
visitante por la riqueza paisajística al ser una de las más
bellas del país con enclaves únicos desde los que pueden
divisarse ambos continentes. Ceuta mira al mar, pero también
al monte.
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