Pese a que en un principio el ritmo de retirada de entradas
no fue el esperado, finalmente, cerca de un millar de
ceutíes le reconocieron a La Shica que un caballa puede ser
también profeta en su tierra. No fue un concierto más para
Elsa Rovayo, de quien se puede consultar en las hemerotecas
que siempre hace gala de haber nacido en una ciudad con
tanta diversidad cultural como su música: del flamenco al
rap pasando por la copla y el pop, la música de Elsa Rovayo
y su banda retumbó como hacía mucho que no retumbaba la
música en las Murallas.
Con un nuevo look –el pelo más largo– y sin ningún respeto
al purismo de géneros, La Shica se dedicó ayer a elevar el
estado de ánimo de los asistentes al concierto más destacado
del programa estival de la Consejería de Cultura en las
Murallas Reales. Pasó de un tema flamenco a otro más rapero,
pero siempre con esa mezcla de todas las músicas de las que
se ha empapado la pequeña artista ceutí.
Elsa Rovayo, más conocida como La Shica, dejó huella en las
Murallas ante sus paisanos, porque ya había advertido que
para ella no iba a ser un concierto más. De esta forma fue
desgranando con alegría los temas de su álbum de debut,
Trabajito de chinos, el cual se destapó desde su lanzamiento
en 2008 como una de las grandes sorpresas discográficas:
Carnes Paralelas, Vicio, la singular versión de María de la
O y su conocido single Zíngara rapera.
Asimismo, aprovechó para testar alguna de las canciones
nuevas de lo que será su próximo cd, más sereno en los
ritmos y la lírica.
La Shica, que dejó Ceuta con 15 años en busca de una carrera
profesional en el siempre complicado mundo de la música,
hizo no sólo gala de su calidad compositiva, sino que su
espectáculo se engalana con una clase de talento de baile
flamenco que engarza con los decibelios y que le da un plus
a su actuación sobre las tablas.
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