No se planteó nada más que seguir la saga familiar.
Discurría por el sendero de la joyería desde que su abuelo
inició la travesía. Él agarró el testigo hace sesenta años.
Ayer lo celebró por todo lo alto en su “Ceuta del alma” como
no podía ser de otra manera. Inauguró tienda y sumergió a
sus amigos en el Parque Marítimo del Mediterráneo para que
disfrutaran del mejor de los días en la mejor de las
ciudades. Chocrón lleva casi siglo y medio vistiendo los
cuellos, las orejas, las manos, las ropas y la vida de sus
clientes. En los 60 años como portador de la batuta, Carlos
Chocrón piensa que sus aspiraciones de juventud se han visto
cumplidas pero que siempre se puede seguir haciendo más. Es
joyero y en sus ratos libres embajador sin ningún pudor de
una tierra a la que se ha dedicado en cuerpo y alma a pesar
de haber nacido al otro lado del afrontera, en Tetuán. De la
ciudad se enamoró tras casarse y establecerse aquí dejando
su Paloma Blanca natal y trasladando el negocio. Su oficio
sigue siendo apasionante y el amor por Ceuta “y esa bella
desconocida que nos mete en sus redes y no nos permite
salir” dejó de lado su pensamiento de establecerse en otras
grandes capitales europeas además de la de Madrid, porque
ahora tan sólo pide serenidad y tranquilidad para la vida
que le queda por delante. ¿Sus joyas favoritas? sus nietas,
pero guiña el ojo a los nuevos cinturones de la colección “y
a todo lo que hacemos con cariño impregnándolo de nuestro
sello de calidad”. Como el diamante, no hay nada “es la gran
reina” y su mujer es la que cree ha sido la dama que mejor
sabe lucir estos tesoros.
Sigue jugando porque considera “que a esta edad no tengo
necesidad de seguir en esto pero me apasiona”. Cuando se
comienza a trabajar es secundario realizar eventos como el
de hoy que promocionen el negocio, “ahora que estoy
tranquilo creo que estas celebraciones son buenas y nuestros
clientes las merecen”. La crisis no le atraganta, aunque
sabe que es importante y se nota, pero la experiencia de las
que ya han pasado le da la seguridad de que todo pasará y
volverá el río a su cauce. Ahora es todo extraordinariamente
bonito y nuevo cada día para mi es especial aunque suene a
tópico. La pérdida de dos de sus hijos no termina de colmar
su felicidad pero piensa que a la vida coraje y al trabajo,
más trabajo.
Un trabajo digno de alabar para el presidente de la Ciudad,
que recalcó que aunque parezca imposible aún le quedan pasos
por dar en una trayectoria “intachable y que ha intentado
vincular permanentemente a Ceuta”. Juan Vivas destacó de
Carlos Chocron valores como la calidad, la modernidad y el
afán de superación y la enseñanza que ha logrado transmitir
a todos los que le conocen: “el pasado y el futuro no tienen
por qué ser extraños si se sigue respetando la tradición
familiar y se está dispuesto a atravesar nuevos horizontes”.
Y la clave: “honradez, calidad y dedicación para sortear
todas las dificultades que se presentan en la vida”. Carlos
Chocron las ha sabido sortear, al menos lo ha intentado y
sigue sonriendo. Su familiaridad no conoce fronteras y cada
uno de los cientos de invitados que acudieron al cumpleaños
de la firma la destacaban. Más que el estilo de sus
trabajos, su garantía y su renombre, todos despuntaban su
calidad humana y el sentimiento de entrar en un hogar y no
en una tienda. El hogar de los Chocron, con más de siglo y
medio de historia ininterrumpida salpicada de la esencia de
una Ciudad que ayer le demostró que le quería, lo que él
lleva haciendo 60 años.
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“¿Forjado a mi mismo? Yo sólo he trabajado”
Caballa de corazón, tetuaní de
nacimiento, Carlos Chocrón no reniega de una tierra “que
engancha y es considerada invisible por muchos”. Por eso, se
empeña en hacerla visible allá por donde va con el orgullo
de promocionarla a la par que sus joyas. “Llegué cuando me
casé y sus gentes y el ambiente de la ciudad nos hicieron
sentir desde el principio caballas. Este es mi hogar”.
Preguntar por Carlos Chocrón a los ceutíes está ligado a una
respuesta: “un hombre forjado a sí mismo”. La vida le enseñó
que da cornadas que nunca cicatrizan como la muerte de dos
de sus hijos y que hay que encararla como venga y buscar la
ilusión a diario “en pequeñas cosas que te hagan sentir la
pasión por la vida en cada momento”. Sus nietas, las nuevas
creaciones, la naturaleza, los amigos, la familia, la
continuidad de la saga, pasear por Ceuta... y sentir que el
triunfo es realmente salir adelante y hacer las cosas por lo
que más quieres. Su gente y su Ceuta.
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