A pesar de que el tráfico de droga no se ha visto
incrementado con la crisis, sí es cierto que los pases a la
península están a la orden del día aunque ahora los
vehículos han suplido la labor de las embarcaciones; estos,
con menores cantidades de sustancia estupefaciente que
suelen ir ocultas en dobles fondos, ruedas o huecos
naturales y que mensualmente alcanzan las toneladas siendo
interceptadas por dicho cuerpo.
Un cabo y siete componentes de la Guardia Civil son los
encargados de interceptar los pases de droga a la península;
pases que han cambiado su transporte suplantando la vía
marítima, a través de embarcaciones semirígidas que se
desplazaban por las costas andaluzas, ceutíes y marroquíes,
por vehículos que se preparan en la ciudad autónoma para
llevar escondida la sustancia estupefaciente.
Ahora se trata de menores cantidades a ritmo más acelerado
pero que alcanzan la tonelada mensual sólo en la zona de
preembarque de la Estación Marítima, interceptadas gracias a
la efectividad de dicho cuerpo, tal y como confirmaron desde
la Benemérita. Esta modificación en el transporte de la
droga para su posterior distribución en el territorio
nacional ha estado motivado, en su inmensa mayoría, por el
control ejercido en las aguas por parte de diferentes
cuerpos como la Guardia Civil, el Servicio de Vigilancia
Aduanera y en muchos casos, la Policía Nacional,
precisamente, desde los golpes que se dieron a raíz de la
famosa Operación Marinas, en 2002, donde se interceptaron
más de 200 embarcaciones, las famosas ‘gomas’.
Esta labor comienza cuando los vehículos llegan al
preembarque y son los perros los que inspeccionan desde las
inmediaciones de los coches y a través del olfato, la
existencia o no, de la droga, en su mayoría hachís.
Cuando el can detecta la sustancia estupefaciente, una zona
en concreto, los agentes de la Guardia Civil comienzan a
desmantelar el vehículo, luego al completo, hasta localizar
dónde se encuentra dicha droga. Los sitios más frecuentes
entre los que se reparte, dobles fondos, depósito de
combustible, huecos naturales, suelos, faldones o ruedas.
Tras ser interceptada, se procede al pesaje y se abren las
diligencias, tomando declaración a los detenidos con el
correspondiente letrado. Luego, el procedimiento pasa a
disposición judicial y la droga se desplaza al área
funcional de la Delegación del Gobierno donde posteriormente
se destruye. Y todo esta operación se convierte en presuntos
delitos contra la salud pública, recogido en el artículo 368
y 369 del Código Penal.
Hasta que el juez determina el número de imputados, los
detenidos pasan a la prisión estando pendientes de la fecha
del juicio que determina su implicación en los hechos
denunciados.
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