Ceuta 19 de junio de 2009. Un puñado de chavales se
concentra en la calle Edrissis, junto a uno de los laterales
de la iglesia de Nuestra Señora de África. Probablemente a
esta hora, las 21:00, sea uno de los lugares de Ceuta más
concurridos por la juventud. Allí los jóvenes, con la
algarabía propia de la adolescencia, inundan el ambiente de
charla y risas. Unos hablan de sus cosas, otros ligotean, y
para la mayoría, como es natural, pasa desapercibido el
lugar que utilizan como banco, la estatua del insigne
Santiago González-Tablas. Hoy para mucha gente, no sólo para
esos chavales, este nombre quizás no signifique nada, como
nada significan la mayoría de los hechos y acciones que
tuvieron lugar en España hace algo más de cincuenta años,
por eso a veces conviene recordar alguno de estos hechos o
algunos de estos personajes que tanto hicieron precisamente
para que hoy esos chavales puedan sentarse a los pies de
esta estatua, porque González-Tablas no fue un hombre
cualquiera, fue el Jefe de los Regulares de Ceuta; el mismo
que llegara a Marruecos en 1909, al principio de las
Campañas, y que el 24 de junio de 1913 ascendiera a
comandante por méritos de guerra; el mismo que ganara la
Cruz Laureada de San Fernando en los combates de la zona de
Jandak-Zinat, el 13 de mayo de 1.919, cuando viendo que
parte de su tabor retrocedía por el nutrido fuego del
enemigo se lanzara pistola en mano contra él, trocando el
desorden en entusiasmo y haciéndole huir en desbandada; el
mismo que en 1921 partiera al frente de su Grupo para
socorrer a la ciudad hermana de Melilla cuando lo del
“Desastre de Annual”, aunque sean otros los que se lleven el
mérito, y que por combatir mano a mano con su gente fuera él
mismo una de las 481 bajas que sufriera el Grupo de los 651
que lo componían; el mismo que no sólo ganara junto a ellos
el sobrenombre de “Mis fieles Regulares”, concedido por el
rey Alfonso XIII o la Medalla Militar Colectiva, sino
también el derecho a tener Bandera; el mismo que el 12 de
mayo de 1922 resultara mortalmente herido durante la toma de
Tazarut, refugio del Cheriff El Raisuni y a cuyo cuerpo
inerte impusiera el propio Alto Comisario, general
Berenguer, la Medalla Militar Individual.
Este era el teniente coronel Don Santiago González-Tablas,
Caballero Laureado de San Fernando, un hombre que
comprometido y entregado a la acción de España en Marruecos
fue capaz de soportar las innumerables dificultades y
penalidades de la vida en campaña, pero sobre todo un hombre
querido; querido por sus hombres que en justa y recíproca
medida ponían sus vidas en sus manos, sabedores que en todo
momento las iba a exponer al mínimo permitido, y al que
seguían ciegamente, como si no hubiera en la tierra más jefe
que él; querido por las familias de sus hombres, que
agradecían como nadie que les construyera a principio de la
década de los veinte un poblado junto al cuartel que hoy en
Ceuta lleva su nombre, donde quedaban amparados cuando los
soldados marchaban a la guerra o cuando no volvían de ella;
querido y admirado por los militares, pero también por el
pueblo, ese pueblo que veía como González-Tablas hacía
grande el nombre de Ceuta y el nombre de España.
González-Tablas, fue sin duda un Jefe de prestigio, de ahí
que a raíz de su muerte, y al igual que habían hecho los
legionarios en el lugar donde fue mortalmente herido, se
decidiese levantar una estatua en recuerdo a su memoria, que
fue sufragada por una suscripción popular abierta en Madrid
y que se cubrió rápidamente. La escultura se encargó, pero
una vez realizada nadie se hizo cargo de ella, quedando
olvidada en el estudio de su escultor hasta que años más
tarde una comisión encabezada por su amigo Millán Astray se
hizo cargo de la ella y consiguió que quedara emplazada en
la Ciudad de Ceuta, donde González-Tablas se encuentra
enterrado y donde gozaba de una admiración especial, siendo
descubierta el 8 de agosto de 1.935, día de Homenaje al
Ejército, en un acto al que acudieron las dos hijas del
Ilustre militar, así como el General Millán Astray, el
Delegado Gubernativo Don Ramón Arechaga, el Alto Comisario
Sr. Rico Avello, el Alcalde Sr. Victori, el Jefe del Grupo
de Ceuta nº 3 Tcol. Don Juan Caballero López, y todas las
autoridades civiles y militares de la Plaza.
“Que la historia del nunca bien llorado González Tablas,
sirva de ejemplo para cuantos vestimos el honroso
uniforme de soldado, y copiemos sus altas virtudes cívicas
y militares”. Gral. Berenguer.
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