La familia de Isma, novia de la víctima, volvió revivir a
mediodía de ayer los hechos más dramáticos “jamás vividos en
esta casa”, decían miembros residentes de la vivienda donde
el pasado 17 de mayo se produjo el último de los tiroteos
habidos en la barriada del Príncipe Alfonso. De fondo una
animadversión manifiesta entre dos clanes del barrio
“Estábamos en casa -relata la joven prometida de Abdelkader
a la jueza-, mi padre que es minusválido suele quedarse en
lugar cercano a la puerta. Mi madre estaba más adentro y
Abdelkáder y yo estábamos justo a la vuelta de la puerta de
la calle, en una pequeña sala donde tenemos el ordenador.
Escuchamos la puerta y mi padre se acercó a abrir. Justo en
la sala donde estábamos hay una ventana que da precisamente
a la puerta de la calle y se ve quién es. Oímos a alguien
gritar ¿está Abdelkader?. Nos asomamos a esa ventana que
teníamos en la sala y al vernos nos apuntó con la pistola y,
no sé ni cómo, enseguida estaba ya dentro apuntando a
Abdelkader. Yo le gritaba porque le conocía -Mohamed Larbi
(el agresor) siempre iba detrás mía en el colegio y eso le
ha durado todo este tiempo-, reconoció tanto a este medio
como en su declaración “creo que está obsesionado conmigo”,
dijo Isma Mohamed, la novia de la víctima.
Mohamed Mohamed, padre de Isma y quien abrió la puerta al
agresor recordó ante la comisión judicial los hechos “si me
llega a coger en mis buenos tiempos hubiera reaccionado de
otra forma”, comentaba impotente el anciano, testigo directo
de los hechos.
No hay más testigos que los que estaban en el interior de la
casa esa noche. Los vecinos ya han comentado, pese al
interés al principio, que no declararán. “Hay mucho miedo”.
Y no lo harán, ni siquiera como testigos protegidos, “no nos
fiamos ni de la policía”, dijo uno de los testigos que no lo
será, a este medio.
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