Los problemas del polígono del Tarajal eran hasta hace bien
poco los provocados por las avalanchas de porteadores, que
cortaban las calles, y las naves consigna, que provocaban
grandes acumulaciones de estos trabajadores transfronterizos.
La preocupación por tener que convivir con consignas y
grandes masas de porteadores estaba en los polígonos de la I
Fase y la II Fase, y la Chimenea, aunque en menor medida.
Pues bien, ahora que los problemas de circulación por las
calles y de acceso de vehículos desde fuera se han
convertido en el principal motivo de preocupación de los
comerciantes se ha conseguido extender a todos los polígonos
el perjuicio.
Los comerciantes de la Chimenea y Alborán, que antes estaban
en un segundo plano de reivindicación ahora han tomado la
voz cantante al saberse principales agraviados por las
dificultades de acceso de camiones y mercancía al polígono.
La diferencia entre las naves de un polígono u otro es la
orientación de su actividad. Así, mientras en la I y II
Fase, los almacenes funcionan con el comercio atípico, en la
Chimenea y sobre todo Alborán, están naves cuyo negocio se
orienta a Ceuta. Son dos formas de trabajar y de actuar. En
estos últimos la necesidad de entrada y salida de camiones
con mercancía para entrega y venta es diaria y por ello se
consideran grandes perjudicados.
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