La muerte de las dos porteadoras el pasado lunes en una
escalera del polígono del Tarajal ha servido para que el
control de circulación por las calles sea más férreo
todavía. Los comerciantes se resignan ante esta situación y
se prestan a convivir con ella hasta la creación de un nuevo
paso, pero recuerdan que la organización es la clave.
Los tres brazos que forman las calles que llegan al puente
del Biutz desde la II Fase y la Chimenea se mantuvieron
cortados con vallas y custodiados con amplia presencia
policial. Ésa va a ser la constante. No obstante, existe un
acuerdo tácito con los efectivos de la UIP para que los
comerciantes de las naves puedan pasar al otro lado del
particular vallado para recoger a sus clientes y llevarlos
hasta sus naves. “Esta mañana nos están dejando traernos a
un grupo. Normalmente sabemos a qué hora vienen a nuestros
almacenes”, explicó uno de los comerciantes de la II Fase
del polígono.
Este se congratuló ante el anuncio de que habrá uniformidad
de criterios de la UIP.
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