Partiendo de la premisa de que el sellado del vertedero de
Santa Catalina ha sido una reivindicación permanente en el
trabajo de Septem Nostra, la asociación insiste en que la
buena solución a un problema no puede generar otro
inconveniente adicional.
Insisten en que los residuos deben ser inertizados y
trasladados a un vertedero que cumpla con la normativa
ambiental y no utilizarlos para rellenar la superficie del
futuro parque. “Deben caracterizarse los restos del
vertedero ya que existen residuos tóxicos y estamos hablando
de una zona protegida por la Unión Europea con unos valores
ecológicos que no nos inventamos”, explicó el presidente de
la entidad, José Manuel Pérez.
Septem Nostra cree que ya que se trata de un proyecto
subvencionado en su mayor parte por la UE debe cumplir con
las normativas ambientales pertinentes y pasar un estudio de
impacto ambiental. Pérez recordó que se está hablando de un
Monte de Utilidad Pública y el proyecto conllevaría la
pérdida de masa forestal a pesar de que luego se pretenda
repoblar y reconvertirlo en zona verde.
Septem Nostra augura un retraso en los plazos previstos para
que la administración emita la evaluación positiva y
califica como secundarias las alternativas que proponen para
utilizar el lugar como un parque de energías renovables con
paneles solares y un modelo pionero de molinos de viento que
eviten daños a las aves que viven en la zona.
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