Las dos ciudades más importantes de España fueron ayer
escenario de sendas concentraciones en favor de los derechos
de los extranjeros recluidos en los Centros de Estancia
Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta y Melilla,
convocadas por oenegés y organizaciones de inmigrantes de
varias nacionalidades –especialmente bangladeshíes e
indios–, que reclamaron una solución que pasaría por su
regularización y traslado a la península.
Por segunda vez en un mes, ayer, la relevancia de las
ciudades de Madrid y Barcelona sirvió como lanzadera de una
reivindicación que afecta a los inmigrantes residentes en
los CETI de Ceuta y Melilla, que han encontrado en varias
oenegés y organizaciones de inmigrantes de diferentes
nacionalidades una preocupación sincera por su situación de
ilegalidad.
Así, a las siete de la tarde de ayer, más de un centenar de
manifestantes trataron de llamar la atención sobre el
problema mediante una marcha con antorchas por la plaza Sant
Jaume de Barcelona, reclamando papeles y el traslado a la
península de los inmigrantes de los CETI.
En Madrid, tras una conferencia sobre el asunto, a las ocho
y media de la tarde, la plaza Tirso de Molina albergó una
concentración en la que se recordó, por ejemplo, que “hay
residentes en los CETI que llevan más de tres años allí,
pese a que la propia normativa de esos centros marca una
estancia máxima de un año”, lamentó Ferrocarril Clandestino,
uno de los colectivos sociales convocante de los actos.
“No tienen trabajo, ni papeles, ni forma digna de ganarse la
vida, a lo que tienen que unir que cada día padecen la
incertidumbre de una posible expulsión”, añadió Agatha,
integrante de dicha onegé.
La Asociación Papers i Dres per a Tothom, Centro Cultural de
Bangladesh en Santa Coloma, Ferrocarril Clandestino y
Valiente Bangla, así como la Red Estatal por los Derechos de
los Inmigrantes –que integra a unas 150 asociaciones de toda
España– parten de la idea de que la Ley de Extranjería
española y, en general, la política migratoria europea, son
injustas, porque niegan los Derechos Fundamentales a quienes
inmigran y les colocan en situaciones de extrema
vulnerabilidad.
“Lo que se busca es crear un espacio ciudadano de apoyo
entre autóctonos, inmigrantes sin papeles e inmigrantes con
papeles para contrarrestar esa vulnerabilidad en el día a
día, crear vínculos y entendimiento mutuo y, poco a poco,
construir alianzas que nos permitan actuar juntos, en
batallas grandes y pequeñas, contra las formas de apartheid
legal, laboral y social que se están creando en nuestras
ciudades”, expresó Ferrocarril Clandestino.
Por su parte, la plataforma REDI señaló que “ante el hambre,
la desocupación, la persecución y la guerra, la migración es
una salida legítima de supervivencia y dignidad humanas” y
recordó la responsabilidad de Occidente, ya que “lo que vive
hoy el continente africano, así como los países
latinoamericanos, asiáticos y otros, es una consecuencia
directa del pasado colonial, de la actual explotación
neocolonial de sus recursos naturales y de la aplicación de
medidas neoliberales, que han fomentado la pobreza, la
corrupción y la guerra civil”.
“El problema no son los movimientos migratorios, sino un
sistema económico injusto e ilegítimo que acentúa como nunca
en la historia de la humanidad la diferencia entre ricos y
pobres”, concluyó REDI.
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369 residentes en el centro de Ceuta y 60 huídos en el monte
El Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes (CETI) de Ceuta –con capacidad para 512
residentes, aunque en 2005 llegó a albergar a 700– acoge
actualmente a 369 personas extranjeras, según las últimas
cifras dadas por la Delegación del Gobierno. No obstante, a
ese número habría que unir a los 60 indios huídos que viven
en el monte por temor a ser repatriados. De esos 369
inmigrantes, 256 son hombres y 113 mujeres, la mayoría
procedentes del África subsahariana y Argelia o de zonas de
Asia, especialmente de Bangladesh y la India. Así, Somalia,
Sudán, Nigeria, la India, Eritrea y Costa de Marfil, por
este orden, son los lugares de mayor procedencia de los
acogidos en el CETI ceutí, si bien muchos de ellos se
deshacen de su documentación y mienten sobre su origen en el
caso de que su país natal tenga un convenio de extradición
con España. Todos ellos consiguieron entrar en la ciudad a
través de la frontera con Marruecos o sorteándola por el
mar.
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