Nació en Rabat en 1985 en el seno de una familia noble de
clase media en la que creció junto a sus cuatro hermanos. Al
cumplir los 14 años, y a raíz de la separación de sus
padres, el joven Mohcine Grimli decidió abandonar Marruecos
y probar suerte en España, buscando la libertad y el crecer
como persona de manera individual.
Su llegada a Ceuta y su traslado posterior a la penísula, ha
sido una aventura de diez años en los que los centros de
menores, las familias de acogida y la supervivencia en las
calles no han faltado. Pero Mohcine, a diferencia de otros
jóvenes problemáticos, ha sabido separar esa inquietud por
la independencia de las soluciones rapidas para sobrevivir
como pudieran ser las drogas, el alcohol o los delitos. Un
caso específico y espontáneo que destroza el estereotipo de
los menores delincuentes.
Su historia comenzó con la huida, con una mochila a cuestas,
un poco de dinero en el bolsillo y el deseo de recorrer
mundo alejado de su familia considerando “incorrecta” la
educación o las decisiones que su padre, personalidad de la
alta esfera en Marruecos, había tomado. “Empecé el viaje en
la frontera, sin que nadie supiera que me había escapado.
Conocí a una señora que me prestó el pasaporte de uno de sus
hijos y conseguí cruzar el Tarajal, ya que no tenía papeles
ni documentación. Le daría lástima y se ofreció a ayudarme”,
explicaba el joven.
Al llegar a la ciudad, deambulando por las calles y
durmiendo a orillas del mar que baña la Ribera, los agentes
de la policía trasladaron a Mohcine al centro de menores San
Antonio. “No sabía hablar español así que me ficharon con
otro nombre aunque con la huella se me reconocía. Allí me
trataron muy bien pero yo deseaba libertad y allí la veía
coartada. Así que me escapaba de vez en cuando aunque
siempre me devolvían los policías”, confesaba.
Por las calles de Ceuta y sus peripecias de apenas 15 años
de edad, Mohcine conoció a otros jóvenes que luego le
proporcionaron ayuda en su escapada a la península. En 2001,
el joven comenzó a trabajar en la plaza de Real 90 y cuando
ahorró el dinero suficiente consiguió desplazarse. Mientras
tanto, sus familiares pusieron una orden de búsqueda y
captura en Marruecos hasta que los secretas del país vecino,
supieron que el joven se encontraba en Ceuta. “Vinieron a
por mí pero me escapé y conseguí cruzar el Estrecho. Me colé
en el barco con el pasaporte de un amigo y junto con él, nos
fuimos a su casa, en Málaga”, narraba.
A los 16 años, Mohcine ingresó en el centro de menores de
Torremolinos para conseguir el permiso de residencia.
Paralelamente, la madre de su fiel amigo arregló los
trámites para el acogimiento familiar y el joven marroquí
tendría una doble vida, con dos familias, y dos residencias.
“En el centro estudié, aprendí perfectamente el español,
saqué la ESO y el instituto. Al cumplir los 18 años, me
trasladé a mi casa, en Málaga, con mi familia adoptiva. Los
educadores se portaron muy bien pero les tenía cierto miedo
a los menores que había allí porque bebían, eran
problemáticos, drogas, y yo nunca me he metido en ese
mundo”, aclaraba.
En 2004, Mohcine decidió establecer contacto con su madre
biológica y reencontrarse con ella. “Fue muy emotivo,
alucinante, y desde ese momento decidí sentar cabeza ya que
para mí fue muy duro ser pequeño, verme solo, desprotegido y
sin cariño. Pero quería demostrar a mi padre que me podía
valer por mí mismo”. Por aquella fecha, Mohcine regresó a
Málaga donde estuvo trabajando sin contrato hasta que en
2005 se trasladó a Madrid. “Me dijeron que allí tendría más
oportunidades y empecé a trabajar en una obra, me dieron el
permiso de trabajo y de residencia por cuenta ajena y ya me
he acostumbrado a buscarme la vida por mí mismo sin recurrir
al dinero fácil”, añadía.
A pasado hambre, sueño, miedo, inseguridad; pero Mohcine
dice no arrepentirse de nada sólo no haber cumplido su
sueño: ser enfermero. “Quería estudiar pero mantenerme al
mismo tiempo no podía ser. Me hice grande y no estaba
dispuesto a renunciar a mi libertad, mi independencia. Y
ahora lo único que quiero es montar mi propio negocio y
crear mi propia familia”.
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