Cada cultura, cada raza, cada religión tiene sus propios
símbolos, sus propios colores y definiciones, sobretodo en
tiempos de festividad, donde se representa la mentalidad de
cada conjunto, como en el caso de la romería de La Amara
dedicada al santo Sidi Embarek.
Un ejemplo de ello fue la zaouia (especie de cofradía
musulmana) Shorafa Adaresa en Ceuta, cuyo vocal Yassin
Abdehuaded, llevaba colocado un broche en la túnica que
describía el pensamiento de las danzas de su grupo de
folklore. Un broche en el que se distinguían tres lazos de
colores: blanco, verde y rojo y cuya unión representó el
rezo por la paz. “El blanco simboliza la paz en el mundo,
nuestra súplica; el verde, la tierra y sus frutos. Da igual
que sea un musulmán el que la trabaje y cuyos frutos vayan
dirigidos al cristiano o viceversa. Y el rojo representa la
sangre, pero no de la matanza. Nosotros prestamos o donamos
nuestra sangre a todo aquel que la necesite”, explicó Yassin
Abdehuaded, representante de la zaouia Shorafa Adaresa en
Ceuta.
Otra de las zaouias muy destacadas en la romería musulmana
fue la del Poblado Regulares de Los Rosales, cuya
indumentaria fue de las más llamativas de toda la jornada.
Colores vivos y pedrería, conchas delicadas en las bandas,
seda rojiza bajo un peto blanco para dar viveza a la túnica.
Y todo ello acompañado de unos ritmos muy pegadizos, con
movimientos curiosos y saltos potentes que llamaban la
atención de cualquier espectador que pasease por los
aledaños de la mezquita de Sidi Embarek.
Al caer la tarde, la música animó a muchos musulmanes a
pasar la tarde de fiesta. Una fiesta que a muchos ha
emocionado al recuperar una tradición perdida en el tiempo y
que rememora los antepasados de la cultura árabe.
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