Estábamos realmente entretenidos,
y no es para menos, a medida que van “cayendo”, una tras
otra, las medallas en los Juegos Olímpicos de China.
Los resultados esperados en aquellos que nunca fallan, como
es el caso de Nadal, han hecho, a más de uno, parar un par
de horas en su actividad diaria, porque no se va a tener
siempre la oportunidad de que un español sea el mejor
deportista del año.
Así las cosas y con la bajada, menos mal, desde hace un par
de semanas del petróleo, nos estábamos olvidando de la
crisis, ahora que ya, por fin, desde el Gobierno se ha
pronunciado esa palabra que para el Ejecutivo parecía tabú.
Pues bien, en esta situación de “aparente” bonanza,
aparecen, para que la tranquilidad no persista, aquellos que
desde hace más de cuarenta años están intentando que en este
país el término tranquilidad no sea una constante.
El movimiento y el intento de hacer de las suyas, ahora, en
la Costa del Sol nos hace sospechar que otra vez quieren
montar su estrategia en el fin del verano, para condicionar,
no sé qué y para reivindicar algo que con la Constitución en
la mano no van a poder lograr.
En definitiva, esos de siempre, hacen a través de sus
hazañas “piratas”, que unos pocos, muy pocos, se mantengan
de fiesta y otros muchos, muchos millones de ciudadanos
tengamos que rechinar los dientes porque no hay unas
instituciones que hayan sido capaces, desde hace tantos
años, de que esta lacra haya desaparecido de nuestras
tierras.
En mil ocasiones hemos oído decir que con las leyes que
tenemos aquellos que son pillados “ con las manos en la
masa”, cometiendo un atentado, con o sin víctimas mortales,
pagan sus culpas con un tiempo determinado de cárcel, más
bien corto, y luego a la calle a volver a las andadas.
También, en otras mil ocasiones hemos dicho, y escrito está,
que esas leyes, si es que el Legislativo quiere de verdad,
podrían ser cambiadas, aunque fuera sólo para este tipo de
casos.
Claro está que todos los grupos políticos saben que si uno
de esos grupos, en campaña electoral, habla de
endurecimiento de las penas, iba a tener que enfrentarse a
la mayoría que le tildarían de cualquier cosa no deseable.
Por eso pasan los años, y pasan las legislaturas, con unas
leyes que en esa materia siguen intactas, como si fueran
intocables, y si no a las pruebas nos podemos remitir.
Naturalmente, de esto se aprovechan los que están, o han
estado, en esas organizaciones preocupadas por la distorsión
de la actividad diaria, y aquí vuelve a aparecer De Juana
Chaos con una clara ostentación de “apología del
terrorismo”.
Las víctimas o allegados de los que sufrieron algún ataque
terrorista, desde el primer instante ha puesto el grito en
el cielo. De Juana Chaos, ¡¡ manda huevos!!, ha salido
recientemente de la cárcel y le debe haber ido tan bien allí
que le importa “un huevo”, o media docena de ellos, que le
vuelvan a mandar, otra vez, a la sombra. Más trabajo para
los jueces. En este caso el que va a llevar el asunto es el
juez Velasco que ya veremos qué es lo que puede interpretar
sobre esa manifestación de De Juana. Ahora lo único que
falta es que alguien quiera hacer ver al mismísimo juez que
eso no es propio de De Juana. Vivir para ver.
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