Parecía una apuesta tímida, con fines sociales más que
lucrativos, pero parece ser que la profesionalidad de los
trabajadores que proceden de la Federación de Organizaciones
en favor de Personas con Discapacidad Intelectual de Ceuta,
ha convertido la fabricación de salazones en un proyecto
ambicioso para la ciudad autónoma.
No hay nada mejor que hable de una ciudad que su gastronomía
y su mano de obra, y más, siendo artesana.
En Ceuta se han unido ambos propósitos con un único fin: el
proporcionar tanto a ceutíes como visitantes un producto
estrella, una marca por la que se conozcan las delicias que
proceden de la ciudad autónoma.
En su segundo año consecutivo, la Federación de
Organizaciones en favor de Personas con Discapacidad
Intelectual (FEAPS) ha decidido poner en marcha su centro
especial de empleo dedicado a la fabricación de salazón,
favoreciendo así la inserción de los alumnos y de forma
paralela, la venta de un producto característico de la
tierra. En esta ocasión, los responsables del sabor
exquisito de piezas de bonito, albacora o caballa son
Natividad Martínez y Salvador Suánez. Ambos padecen una
discapacidad física, no síquica. Y elaborar el pescado
salado se ha convertido para ellos en una tarea gustosa,
animada, y que hacen con cariño y delicadeza. “Al principio
te tienes que acostumbrar al olor del pescado y eso. Ahora
estoy muy contenta con este trabajo ya que es artesanal. Lo
mejor es cuando la gente lo prueba y te dicen que les gusta
mucho. Entonces te sube el autoestima y las haces con mucho
mimo. Yo creo que por eso salen tan ricas”, confiesa
Natividad Martínez.
Por el momento esta iniciativa parece tímida pero esconde
grandes retos, no sólo por un aumento de plantilla y una
ubicación mayor, sino por su éxito en el mercado.
“Por el momento, los envases sólo se venden en Almacenes
Rojos, La Boutique del Jamón, Los Jardines del Hacho y
ahora, a través de Turismo, serán exportados a Expo
Zaragoza, donde se repartirán de forma gratuíta para que los
visitantes conozcan nuestra gastronomía y se queden con el
mejor sabor de Ceuta. También el Hotel La Muralla quiere
ofrecer a sus huéspedes una degustación de estos productos
en las habitaciones”, explica Salvador Suánez.
Elaboración artesana, producto de la tierra, grandes
expectativas como mercado y patrocinio de la ciudad, pero
aun así, los trabajadores de salazón opinan “que la ciudad
debería respaldar más esta propuesta y convertir las
salazones en un sello identificativo de la ciudad, ya que se
está perdiendo la costumbre de fabricar nuestra propia
gastronomía, que suele agradar bastante a los turistas”.
Al crecimiento de este proyecto, además de la FEAPS, están
contribuyendo la Consejería de Turismo y GrÚas Hacho, que
proporcionará un código de barras al producto para que pueda
ser comercializado a escala nacional.
No debemos olvidar la particularidad que presenta esta
mercancía, y es que es la única que dispone de registro
sanitario.
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