Juan Vivas recibió a los seis presidentes de las casas
regionales de Ceuta en España, a los que definió como “los
mejores embajadores que puede tener Ceuta”. Vivas dedicó un
homenaje a cada una de ellas: de Barcelona dijo que sus
miembros han contribuido al desarrollo de Barcelona; a
Madrid la calificó como fundamental por ser la capital de
España y tener allí representantes ceutíes; de Cádiz dijo
que es la mayor de las hermanas por sus parecidos en todo;
de Algeciras destacó la continuidad que supone para
extrapolar la cultura ceutí; de Melilla, las
caracterísiticas compartidas; y de Sevilla, su carácter
andaluz e irradiador.
Regresar a Ceuta supone imbuirse en un trabajo de
retrospección muy doloroso a veces. Supone recordar una
infancia que se enreda en la memoria entre los asuntos
personales del día a día y los asuntos que un día
compusieron una infancia que ahora ha quedado abandonada en
un rincón del pasado, pero que siempre se transforma en un
mosaico de pasajes cuando el recuerdo se vuelve fresco y
sirve para pintar al menos unos minutos intensos.
Así lo vivieron los presidentes de las casas regionales de
Ceuta que se distribuyen por España. Solamente son seis,
pero son “embajadores”, según los calificó Juan Vivas, el
presidente de la Ciudad, al que se le guarda pleitesía de
una manera velada. Las subvenciones, el trabajo y el apoyo
que les ofrece Vivas son devueltos por ellos con un
agradecimiento casi infantil, decidido y agigantado. El caso
es que se sienten príncipes durante un día, de pie, en el
salón del trono, donde el Rey y Ceuta estrecharon sus manos
el 5 de noviembre, fecha recordada ayer por Silverio de la
Yeza, portavoz de todas las casas, de una masa exiliada que,
sin saberlo el día que abandonaron Ceuta, vivirán toda su
vida y sus hazañas fuera de la ciudad que les enseñó a
caminar.
Los seis presidentes regionales, Silverio de la Yeza
(Cádiz), Juan Carlos Jiménez (Sevilla), Rafael Corral
(Barcelona), Alejandor Ávila (Algeciras), Ramón de la Cruz
(Melilla) y Antonio Navarro (Madrid) vinieron acompañados
por un grupo amplio. Cada escuadrón traía al menos 50
personas; todos tuvieron oportunidad de fotografiarse junto
al presidente de la Ciudad.
El presidente de la Ciudad, en su discurso prolongado tuvo
el detalle de homenajear a cada una de las casas, exponiendo
cuáles son los sabores y vínculos que les unen a Ceuta y
cuáles las aportaciones que cada Casa ha hecho. De Barcelona
destacó su recibimiento en los años 70 de muchas familias
ceutíes y que han contribuido al desarrollo de Barcelona y
Cataluña. De Madrid señaló su capitalidad, donde Ceuta tiene
cobijo y palabra; y recordó al teniente Ruiz, cuya
participación en Madrid fue decisiva para la victoria de
España en la guerra con los franceses. Para Cádiz dedicó
tiempo; una ciudad hermana, “hermana de verdad”. Dos
ciudades que se parecen mucho, “en la manera de ser, los
gustos, costumbres y el dominio que el mar ejerce en cada
una de ellas”. Algeciras sirve de puente para trasladar la
cultura ceutí. En cuanto a Melilla, evidenció las
características físicas y socioeconómicas que las unen, así
como “la solidaridad de sus gentes y el sentimiento profundo
de españolidad”. Para terminar, la Casa de Sevilla, que está
naciendo, aporta la frescura andaluza que irradia.
“Se trata de venir a Ceuta para disfrutar de aquellas
pequeñas cosas que nos hacen llorar cuando nadie nos ve”,
dijo Serrat y repitió ayer Juan Vivas para terminar.
|