La procesión marinera de la Virgen del Carmen volvió a
celebrarse un año más con todos los ingredientes de la
tradición embarcándose, tras unos días de duda, en un barco
de la Cofradía de Pescadores.
Los actos comenzaron a las 12.30 con una misa en la Iglesia
de Nuestra Señora de África llena de asistentes y
autoridades: el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Jesús
Vivas; el vicepresidente, Pedro Gordillo; y el delegado del
Gobierno, José Fernández Chacón. Dos remos presidían la
celebración donde unas chicas de la Armada, muy majas,
hicieron una entrega floral a la Virgen.
Pero el momento más esperado llegó a las 20.45 horas, tras
la Solemne Misa que antecede el inicio del recorrido de la
Virgen del Carmen. El público se agolpaba frente al
Santuario de Nuestra Señora de África, el blanco de los
uniformes de los soldados de la Armada contrastaba con el
colorido del vestir veraniego de la masa de personas. La
Virgen se hizo esperar diez minutos. Los corrillos de
autoridades anegaban las puertas del santuario: el
presidente de la Autoridad Portuaria, José Torrado o la
viceconsejera de Calidad Ambiental, Celinia De Miguel
estuvieron departiendo durante los momentos de espera. La
Virgen del Carmen salió de la iglesia con la imagen de Jesús
en una mano y una rosa naranja en la otra. La procesión la
abrían Juan Jesús Vivas, José Fernández Chacón y el
presidente de la Cofradía de Pescadores, José Hernández. Uno
de los momentos más emotivos de la procesión se dio justo en
el momento de la salida. A la voz del capataz de la
cofradía, los costaleros empezaron a balancear a la Virgen
simulando el movimiento del oleaje con el capataz de
espaldas, agarrado al paso, siguiendo el movimiento de
balanceo entre los aplausos de los asistentes.
La primera chicotá terminó junto a la plaza de África, con
la Salve Marinera sonando al fondo. El recorrido continuó
por el paseo de Las Palmeras con un atardecer anaranjado
apagándose al fondo. Unos tibios vivas ayudaron a los
costaleros, casi todos de mediana edad, a afrontar la bajada
que lleva al Poblado Marinero. La baranda que asoma al
puerto deportivo del paseo de Las Palmeras estaba abarrotada
con personas de todas las edades.
Mi Joselín, el barco del presidente de la Cofradía de
Pescadores, Jose Hernández, esperaba amarrado a la entrada
del puerto la llegada de la Imagen de la Virgen del Carmen.
Los costaleros dejaron a la Virgen frente a la embarcación
unos minutos para calcular la entrada al bote. Mi Joselín
estaba adornado con líneas de bombillas intercaladas entre
banderas de España y Ceuta. El capataz dio la orden para
alzar la Virgen al bote. El momento más complicado se
produjo cuando los cofrades intentaron salvar los adornos de
iluminación del bote. La Virgen se depositó en Mi Joselín
ladeándose demasiado, lo que hizo aguantar la respiración a
los que segían la maniobra. Finalmente un pequeño muchacho
de la Cofradía, no tendría más de diez u once años, rompió
la tensión gritando vivas a la Virgen del Carmen y la
Patrona de los marineros, que fueron respondidos entre
sonrisas por los costaleros y el público reunido. La
embarcación salió acompañada de varios barcos de la flota
pesquera, algunas deportivas y una lancha de la Guardia
Civil.
En Mi Joselín, acompañando a la Patrona de los pescadores,
estaban unas 25 personas con el mismo número de chalecos
salvavidas en la popa del barco.
Nueva ley y antigua tradición
La procesión marinera por la bahía de la ciudad peligró por
unos días. Capitanía Marítima impuso nuevos requisitos al
habitual desarrollo de la tradición. Un real decreto que fue
aprobado el pasado mes de febrero y que entró en vigor en
mayo exige que en este tipo de festividades se cumplan unas
normas de seguridad: no debe excederse el número de personas
máximo para los que el barco está habilitado y todos los
tripulantes deben estar provistos de un chaleco salvavidas.
En un principio la Cofradía de Pescadores anunció que el
paseo marinero de la Virgen peligraba porque no sabían si
podían corresponder a la exigencias y que, probablemente,
debería procesionar por tierra. En un segundo momento,
Delegación de Gobierno ofreció un remolcador, el Sertosa,
que podía respetar la nueva normativa pero, finalmente, ha
sido acondicionada la embarcación Mi Joselín del presidente
de la Cofradía, José Hernández, la que ha realizado la
procesión marinera. Un acuerdo de todos que respetaba la
nueva normativa y la vieja tradición.
Horas más tarde, y tras su segura travesía en una noche
donde el fuerte levante de estos últimos días había
amainado, la Virgen del Carmen volvió a la tierra donde la
esperaba otra vez una multitud. Por segundo año consecutivo,
y tras quince en los que no se hizo, la Cofradía volvió a
procesionar con la Virgen a la Iglesia de África. El brillo
de una procesión muy arraigada en la ciudad consiguió apagar
los momentos de duda de estos últimos días.
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