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ACTUALIDAD - DOMINGO, 1 DE JUNIO DE 2008


Línea de fuego española. reduan.

actos militares
 

Disparos de mosquete y de
artillería para recrear en las
Murallas una batalla de 1808

Un grupo de 80 ‘soldados’ españoles y franceses simularon en el Patio de Armas
un combate que ofreció los uniformes,
armas de la época y características de lucha
 

CEUTA
Luis Parodi

ceuta
@elpueblodeceuta.com

 Algunos querían sangre. Menos eso hubo de todo en el Patio de Armas de las Murallas Reales. El estruendo del cañón de Artillería del Regimiento de Bailén obligaba a los presentes a taparse los oídos. La cruz de Borgoña ondeaba en las banderas de cada unidad mientras los componentes se preparaban a la orden de los capitanes para comenzar el combate. A un lado los españoles, llegando desde el frente de la Ribera, por el otro, los franceses. El sonido de los tambores hacía presagiar un combate a vida o muerte.

Los uniformes, los fusiles, el cañón, las instrucciones... simulaban una fotografía en movimiento de cualquier batalla de la época. Los bloques, frente a frente, comenzaban lejos la lucha. Lo primero, cañonazos de aviso del Regimiento de Bailén, cuya cruz roja de San Andrés sobresalía sobre un fondo azul. Los soldados maniobraban con la pólvora como si fuera 1808. La prensaban y prendían fuego. El sonido cambiaba en cada disparo, como realmente sucedía, ya que la cantidad de pólvora suministrada no era la misma en cada carga. Lo mismo sucedía con los mosquetes. Un poco de pólvora en el oído del arma y otro poco por la apertura de disparo: el pie de gato empujaba a la piedra de silex, está chocaba con el rastrillo, la cazoleta y saltaba la chispa que hacía explosionar la pólvora.

Los presentes pudieron contemplar una pólvora pura, sin aditivos, con una ignición más rápida. Ahora el sonido es diferente, provocado por la nitrocelulosa y la ignición es más lenta, lo que permite alcanzar distancias más largas. Por eso los disparos de ayer apenas hacían daño al enemigo. El capitán español, Javier Planells, comentó al final de la batalla que apenas había habido bajas por disparo durante la batalla. A 100 metros de distancia solo el 1 por ciento de los disparos daba en el blanco o en un lugar próximo. Esto obligaba, como bien representaron ayer las unidades, a desfilar hombro con hombro, a formar un bloque compacto con la idea de que el mayor número de balas penetrase en las filas enemigas.

Poco a poco las líneas rivales se unían, existían menos metros de separación entre uno y otro bando. Los disparos comenzaban a ser más eficaces y se producían las primeras bajas, que eran auxiliadas por mujeres campesinas que acompañaban a los militares o huertanos en su caso, puesto que también hubo presencia ayer de una unidad compuesta por voluntarios de Valencia, que en vez de botas calzaban zaragüeyes y en vez de pantalones, calzones.

Otros regimientos partícipes en el combate de ayer fueron el de infantería de línea de Valencia o granaderos y el suizo número 3 reding. Estos últimos se unieron a los escasos franceses que habían venido, para compensar la pelea.

En cuanto al Regimiento de Bailén, hay que decir que son los mismos que se encuentran representados en la exposición del bicentenario de la Guerra de la Independencia de las Murallas. Sólo una de las figuras allí expuestas pertenecía al Regimiento fijo de Ceuta, que se distingue por el color verde de los filetes de la pechera y por el verde de la manga del gorro.

Los que acudieron a la cita salieron más que satisfechos del tiempo invertido, los que no, otra vez... vendrán.
 


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