Empieza a ser tema casi
monográfico el de los problemas de las navieras, que dándose
cuenta de que son imprescindibles para Ceuta, hacen cuanto
les parece más conveniente para sus intereses, y de ahí no
se ha logrado pasar.
Hace unos días leíamos y oíamos que podría ser una solución
casi definitiva el que fuera la propia Ciudad la que diera
cobijo a una naviera propia. ¡¡Qué Dios nos coja
confesados!!. Sería otra sangría más para la Ciudad,
comenzarían a viajar gratis todos “los del asa de la caldera
y sus allegados”, mientras que el currito de a pie, que no
le cayera bien al político de turno se iba a beneficiar en 5
€ por viaje, pero iba a costarle 20 en impuestos. Mejor como
está.
Esa no es la solución. La solución estaría en controlar a
rajatabla, con las sanciones pertinentes, por parte del
organismo oficial competente, el asunto de horarios, las
suspensiones por “causas técnicas” (que nunca se sabe de qué
se trata), la equiparación de precios en unos momentos,
mientras en otros hay grandes diferencias, el problema del
intercambio de billetes, cuando la OPE si, pero cuando no
hay OPE no.
Por eso es por lo que hay que empezar y hacer todas las
reclamaciones que sean necesarias y exigir que se dé la
tramitación pertinente a esas reclamaciones.
Todo lo demás son aplausos desde la andanada, antes de
comenzar el festejo. Eso que no se olvide, como no se tiene
que olvidar el que en este asunto aparecen ciertas entidades
hablando de reclamaciones, y esas entidades lo único que
hacen es aparecer y desaparecer, como el Guadiana, sin
solucionar nada.
Las ofertas que, desde mediados de enero hasta Semana Santa,
ofrecieron las navieras ha dado más en el centro de la
diana, la idea de que cuando los pararon fue para repartirse
a precios mayores la contratación del elevado número de
ciudadanos que viajaron, precisamente, en Semana Santa.
Me parece muy bien, siempre que se llegue hasta sus últimas
consecuencias, que la Ciudad dé la cara, que se enfrente si
es preciso, a las navieras, y si además las denuncia ante la
Competencia, todavía mejor.
Y es que, ni la Ciudad, ni nadie debe ignorar que esa subida
de precios que se experimentó, desde el día antes del
Domingo de Ramos, obedece, tácita o expresamente, a ciertos
pactos entre las navieras para sacar mucho mayor
rendimiento.
Aquella coincidencia, en el tiempo, de la ruptura de unos
precios para saltar a otros que se multiplicaban, sólo puede
explicarse habiendo existido, al menos, “conversaciones”
entre las distintas navieras.
Porque hay más, desde que entró en la línea del estrecho
Balearia, nunca estuvo de acuerdo con Acciona, para nada y,
mira por donde, en esto salieron a escena a la vez. Una
coincidencia inexplicable, por otra parte.
Y en todo esto pueden salir más cosas, como esa futura
exigencia que debiera haber sido hecha ya desde hace tiempo
y que hará el Consejo Ceutí de Consumo, como es la
accesibilidad a los minusválidos.
En todo eso es en lo que hay que abordar, de verdad a las
navieras, no quedarse sólo en los precios. Hoy por hoy,
Ceuta tiene mil problemas, pero ninguno comparable con los
que ocasionan los servicios de las navieras, sean del corte
que sean.
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