La ceutí Maribel Lázaro, arabista y directora del
Departamento de Estudios Semíticos de la UGR, pasará el
próximo martes por la UNED ceutí para explicar sus
posiciones sobre la introducción del árabe en el sistema
educativo de las escuelas públicas y laicas. “Es una
barbaridad cerrar los ojos ante la realidad de la
multiculturalidad”, advierte.
“El español es lo primero”, advierte nada más entablar
conversación la arabista ceutí Maribel Lázaro, directora del
Departamento de Estudios Semíticos de la Universidad de
Granada, que tras años peleando con los mismos prejuicios en
Andalucía ha conseguido que a partir de septiembre cuatro
institutos andaluces introduzcan el árabe como segunda
lengua extranjera optativa. Es una experiencia que trata no
sólo de acercar al sistema educativo español al contingente
de alumnos inmigrantes recién llegado a España, sino también
de que no se pierda el “importante” legado cultural que los
árabes dejaron en la región.
“Más necesario aún que en Andalucía es que se inserte la
lengua árabe en el sistema educativo de Ceuta, donde existe
una parte importante del alumnado arabófono y unas tasas de
fracaso escolar que hay que atajar de alguna manera”,
defiende Lázaro, a quien le parece “una barbaridad” que en
Ceuta y Melilla los niños “no tengan opción de estudiar la
lengua árabe y su cultura en la escuela pública y laica”.
“Creo que además nuestra posición está en consonancia con
los principios de la Ley de Educación y las instrucciones
que vienen de la Unión Europea, que insisten en el
conocimiento del mayor número posible de lenguas”, prosigue
la profesora ceutí, que durante su época de estudiante en la
ciudad autónoma tuvo tiempo de conocer la Cátedra de Árabe
hoy desaparecida que existía aquí con José María Fornea al
frente.
Curiosamente, con este tipo de planteamientos el
departamento que dirige la arabista ha topado antes con
parte del profesorado que con las instituciones. Por un lado
(los docentes de francés), por motivos ‘territoriales’ al
creer ver amenazado su espacio de actuación. Por otro, por
las mismas razones que en Ceuta: “Nos dicen que el magrebí
lo primero que tiene que aprender es el español y tienen
toda la razón, pero también es verdad que hay que buscar
medidas para crear un tejido educativo de multiculturalidad
y plurilingüismo porque cerrar los ojos ante esa realidad es
una barbaridad”, concluye. Pero, ¿al arabófono le ayudaría a
aprender español estudiar árabe en las aulas? Lázaro lo
tiene claro: “Totalmente”.
Y es que, pese a la oposición existente en múltiples
frentes, algo habrá de cierto cuando el último trabajo de
investigación sobre el fracaso escolar encargado por el
Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) se dedicará a analizar
el fracaso escolar desde el factor de la lengua materna y su
influencia o no en esas estadísticas.
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