La desaceleración en la construcción no va a ser exclusiva
de la península donde los efectos empiezan a cobrarse sus
primeras víctimas a modo de promotoras, constructoras y
empresas de subcontratas, también en Ceuta comienza a
notarse un descenso de esta actividad.
Con tintes de preocupación [la economía de Ceuta no está
para tirar cohetes], las autoridades comienzan a darse
cuenta de que los efectos provocados por el constante
aumento del euribor empiezan a ser devastadores por su
directísima vinculación a las economías domésticas lo que
implica un mayor desinterés por la adquisición-compra de
viviendas, hecho que se une a que los bancos ya no son tan
dadivosos y que, por supuesto, las altas cuotas mensuales
resta poder adquisitivo a los ciudadanos hipotecados.
Por tanto, las promotoras frenan su actividad para evitar
endeudamientos y complicaciones ante el evidente
enfriamiento del sector, las constructoras, por tanto,
trabajan menos, hecho éste que repercute directamente en el
empleo de los obreros en todas sus categorías.
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