La entrada militar en Afganistan no fue gratuita, puesto que
sirvió para “llevar estabilidad y equilibrio aun zona donde
reinaba completa y absolutamente la inestabilidad, nunca con
la intención de colonizar y trabajar para conseguir que un
país en esas condiciones sea capaz de autogobernarse”. Así
respondió el coronel Francisco Gan a una cuestión sobre la
validez de la colaboración militar española en la comunidad
internacional en suelo afgano. Y lo hizo en el seno de la
mesa redonda que tuvo lugar en el tercer día de las ‘VI
Jornadas sobre Geopolítica y Geoestrategia’, donde se meditó
sobre el papel que juega España en esta zona de Asia
Central. El profesor de la facultad de Geografía e Historia
de la UNED, Florentino Portero, comentó que las hambrunas y
la desigualdad de género en Afganistán figuran “entre los
objetivos del milenio”, manifestados durante las
conferencias de Bonn, Tokio y Londres, sobre los problemas
por los que atravesó esta zona durante la época talibán.
Apuntó que “actualmente existe buena voluntad” en esta
tierra para alcanzar la paz y el equilibrio. Pero “las
riendas no se toman con buena voluntad”, luego se hace
necesaria la intervención de la comunidad internacional,
como en el caso de Cachemira, donde “la resolución de
conflictos” conduce al respeto de los Derechos Humanos.
Por su parte, el general de Brigada Salvador Fontenla
advirtió de que “usar la palabra islamismo” para referirse
aun peligro “es una equivocación”, porque los conflictos no
son choques de religiones. “El integrismo sí es el peligro”,
apuntó Fontenla.
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