Más de medio centenar de familiares de afectados por la
reducción de mandos en la ciudad se concentraron en la tarde
noche de ayer frente a la Comandancia General para protestar
por la medida del ministerio de Defensa. El centro de las
críticas fue el delegado del Gobierno, Jenaro
García-Arreciado, que, sin haberlo anunciado, apareció para
presenciar el arriado de bandera. Esta decisión es lo poco
que puede hacer el delegado tras sus desafortunadas
declaraciones en los medios de comunicación, en las que negó
cualquier salida de Ceuta de ningún militar. Las familias
protestaron con silbatos, pancartas y gritos.
La lluvia apretó a las 20.00 horas. ¿Habrían cumplido su
palabra los familiares de los afectados? El arriado de
bandera comenzó a las 20.50 y el ambiente se fue calentando
a medida que se aproximaba la hora. Había una ira contenida
entre ellos que se reflejaba en las pancartas, en las ansias
con las que gritaban “no a la reducción”, en la que hacían
sonar sus pitos y en las lágrimas de niña de algunas
afectadas cuando escuchaban los acordes del himno de España
y la austeridad de los sones de ‘Los que dieron su vida por
España’.
En el haber del delegado del Gobierno hay que señalar que
acudió al arriado de bandera, algo que no se había visto en
mucho tiempo; en el debe, la desinformación, falta de
información que desde el Estado se está llevando a cabo y
sus últimas declaraciones en los medios. El pueblo dictó
sentencia, la tomó contra él y su irrupción provocó el
desahogo de los familiares.
También estuvieron presentes los senadores por Ceuta,
Nicolás Fernández Cucurull y Luz Elena Sanín que también
ejercieron su derecho a manifestarse y pidieron al Ejecutivo
Central que “dé explicaciones”. “El Gobierno ha tomado una
decisión de tapadillo que ha hecho pública después de las
elecciones generales”, manifestó Cucurull. En eso tuvo
razón. No acudieron a la cita aquellas mujeres que iniciaron
la llamada de atención a todos los ceutíes el pasado 5 de
febrero. Se echaron en falta porque ayer fueron otras, pero
igual de impetuosas, las que le tomaron el testigo. Las
pancartas, de manufactura casera, rezaban: “No a la
reducción”; “Contra la reestructuración”, “Delegado
mentiroso” o, la más emotiva, “Ceuta con nuestros soldados”.
De la misma manera que abuchearon al delegado, ensalzaron al
Ejército a los militares, a Ceuta y a España cuando apareció
el piquete de la ULOG 23. “Era algo que no se había visto
nunca aquí”, manifestaron fuentes de la Comandancia General
antes de que llegaran las autoridades. Enrique Vidal de Loño
se reincorporó ayer a sus funciones y también fue centro de
las críticas cuando descendió del coche oficial. Junto a él,
el segundo jefe de la COMGE, Jorge Viñé que ha capeado el
temporal todos estos días.
Dentro de la concentración había historias de todo tipo.
Ana, una de las mujeres de militares, leyó una carta
personal muy emotiva a la finalización del acto y calificó
de “alarmante” la reducción de tropas en Ceuta y Melilla.
Sí, tropa. Y es que vuelven a salir voces de mujeres que
aseguran que sus maridos, cabos (es cargo de tropa) han
recibido carta de disponibilidad. Otra, cuyo marido es
mando, aseguró que este lunes pasado, tras salir de una
baja, le dieron a conocer la noticia y dice que a dónde va
él “con 44 años cuando para su especialidad no hay
vacantes”.
Después del arriado y con la lluvia molestando a los
presentes, el delegado abandonó, tras diez minutos dentro de
la COMGE, el lugar con los abucheos pertinentes.
Ana, en su carta, expresaba su “libertad y derecho”, en
nombre de todos los afectados, “para expresar mi amor por
España” y calificó de “triste” que el Gobierno “venda a
personas que en su día juraron su vida por España”. Fueron
muchas las voces de ayer, imposibles de reproducir todas,
pero muy valientes.
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