El Pleno de la Asamblea refrendó ayer la propuesta que el
Consejo de Administración de Procesa aprobó el pasado 5 de
marzo para solicitar a las tres entidades bancarias con que
se firmó un crédito sindicato en 2004 para llevar a cabo las
obras de la Manzana otras tantas cosas: 1) un año de
carencia para el pago de las cuotas semestrales (la próxima
se abonará el 5 de julio de 2009); 2) ampliar la fecha de
vencimiento del contrato hasta el 5 de enero de 2017 (hasta
ahora estaba fijado en 2014) y 3) “permitir nuevas
disposiciones por importe máximo equivalente al importe
amortizado”, esto es, disponer de nuevo de lo que se había
pagado hasta ahora del préstamo, 5,4 millones.
Además, aprovechando la coyuntura, la oposición utilizó el
debate de esta iniciativa que defendió el consejero de
Economía, Guillermo Martínez, para poner en cuestión el
“pozo sin fondo” que según dijo la portavoz socialista es
este proyecto y pedir más datos al respecto.
Al responder a Ramírez y a Ali el consejero dio dos grandes
titulares: uno, que a los 36 millones de obra que ya está
contratada sólo habrá que sumar nueve más para terminar la
Manzana, con lo que su coste total no irá más allá de 45
millones de euros (sin contar intereses y traslado del
Mercado); y dos, que lo que parecía hecho, que el Mercado
irá a la Manzana, no es tanto así: “No tiene nada que ver
con este debate y es algo que se está estudiando”, dijo.
Además, y ante las críticas de la oposición, Martínez volvió
a defender las bondades de un proyecto que dotará a la
ciudad con un auditorio “de primera categoría”, un
Conservatorio con más de 2.000 metros cuadrados de
superficie, una plaza de 3.600, casi 200 plazas de
aparcamiento y tres calles (Padilla, Ingenieros y Muñoz
Catellanos) acondicionadas de acuerdo al entorno.
Ali insistió de nuevo en que lo mejor hubiera sido expropiar
el proyecto y criticó la “confusión” que a su juicio está
creando el Gobierno sobre la infraestructura y Ramírez
lamentó que se esté “hipotecando” el futuro “hasta de
nuestros nietos”, pero el consejero defendió la objetividad
del coste de la obra.
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