El Código Penal prevé penas de uno a cuatro años de cárcel
para quien “por imprudencia grave causare la muerte de
otro”. Es el delito de homicio imprudente, que si se asocia
a una “imprudencia profesional” suma la pena de
inhabilitación especial “por un período de tres a seis
años”. La Fiscalía de Cádiz investiga ahora, por orden de la
General del Estado, si tres guardias civiles incurrieron en
este delito en la intervención que, la noche del 25 al 26 de
septiembre pasado, acabó con la muerte de un inmigrante
irregular senegalés en Beliones.
El fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, ordenó
a finales de diciembre del año pasado a la Fiscalía de Cádiz
y Ceuta que dirige Ángeles Ayuso investigar si tres guardias
civiles adscritos al Servicio Marítimo de la Comandancia de
la Benemérita en Ceuta pudieran haber cometido sendos
presuntos delitos de homicidio por imprudencia la noche del
25 al 26 de septiembre del año pasado, cuando interceptaron
en el mar en las inmediaciones de Benzú a cuatro inmigrantes
subsaharianos cuando pretendían llegar a territorio español
a nado, intervención que se saldó con la muerte por
ahogamiento de uno de ellos, que no sabía nadar.
Así lo desveló ayer a través de un teletipo fechado en
Sevilla la agencia EFE citando párrafos literales del
escrito remitido por Conde Pumpido a la Fiscalía de Área.
Según este texto tras toparse con los cuatro subsaharianos
(tres hombres y una mujer) y subirlos a la embarcación del
Instituto Armado los agentes “los esposaron y volvieron con
ellos a aguas marroquíes, donde a unos cien metros de la
costa les empujaron al agua y les pincharon con un cuchillo
los salvavidas que llevaban”.
Un senegalés de 29 años, el inmigrante que a la postre
fallecería, “comenzó a pedir auxilio diciendo que no sabía
nadar, lo que, en principio, tomaron a broma los agentes,
que procedieron a reírse de la situación”, relata el escrito
de la Fiscalía General del Estado, que ha instado a
profundizar en los hechos por su “posible trascendencia
penal”.
El suceso llegó tan lejos porque el coordinador de la
Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para
Andalucía, Ceuta y Melilla, el abogado Alberto Revuelta, se
puso a indagar en el hecho nada más conocerlo. “Decidimos
que lo más adecuado y eficaz era poner la información que
recopilamos en manos del Defensor del Pueblo”, explicó ayer
Revuelta en declaraciones a este periódico, “y parece que al
final realmente fue lo más correcto”, se congratuló.
El propio Revuelta fue, en cinco días, quien consiguió
ponerle nombre al cadáver, que fue enterrado pocos días
después en Ceuta como no identificado. Se llamaba Laucling
Sonko, tenía 29 años y había nacido en Samboulandian
(Senegal), donde cuenta con una hermana y un cuñado. Un
primo vive en Almería con sus papeles en regla.
“Signos claros de agonía”
“CEAR nunca ha creído que los guardias civiles tuviesen ni
mucho menos intención de que el inmigrante muriese”, quiso
dejar claro ayer Revuelta, quien recordó, como hace el
propio fiscal en su texto, que cuando los guardias se
percataron de que el inmigrante no fingía, sino que
realmente se iba al fondo sin remedio, uno de ellos “se
lanzó a por él con su uniforme y sus armas”.
El guardia civil llegó a sacarlo del agua y tras tratar de
reanimarle, junto a sus dos compañeros, le llevaron con
“signos claros de agonía” a la playa de Beliones.
Sus tres compañeros huyeron de nuevo a Castillejos y los
bosques cercanos, donde después hablaron con CEAR,
especialmente uno de ellos, oriundo de Costa de Marfil, el
que había saltado al agua con él, pero la guardia marroquí
rechazó quedarse con el enfermo.
Una hora esperando
“La Guardia Civil decidió entonces llevárselo a Ceuta y
reclamar la asistencia del 061”, detalló Revuelta, a quien
también le gustaría saber “por qué la ambulancia tardó una
hora en llegar, dónde estaba el chófer y qué hizo el médico
de guardia”.
“Dos camilleros recogieron al hombre cruzando por la cancela
fronteriza, en lugar de hacerlo por la frontera oficial”,
prosigue el teletipo de EFE, que también asegura que los
otros tres indocumentados “sufrieron hipotermia,
magulladuras y heridas como consecuencia de la presunta
acción de los guardias civiles”.
|
El relato oficial de los hechos, según la APDHA
El informe ‘Derechos Humanos en la
Frontera Sur 2007’, presentado la semana pasada por la
Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) recoge
la versión oficial de los hechos que facilitó la Delegación
del Gobierno a los medios. Literalmente dice así: “Un joven
subsahariano, de 25 años, falleció cuando intentaba entrar a
nado por el paso de Beliones, acompañado de otros tres
clandestinos –entre ellos una mujer-, divididos en dos
grupos distintos. Los inmigrantes, enfundados en trajes de
neopreno, habían aprovechado la madrugada para intentar
introducirse en la ciudad, siguiendo el modus operandi
convertido ya en tradición entre la frontera de Ceuta con
Marruecos. El grupo fue atisbado por efectivos de la
Benemérita con las cámaras térmicas, dando aviso de la
situación a las fuerzas marroquíes, según confirma la
Delegación del Gobierno. Dado el mal estado en que se
encontraba uno de ellos, se le dio traslado al puesto de
vigilancia de la Benemérita en Benzú en donde los sanitarios
del 061 intentaron reanimarle sin éxito alguno, falleciendo
pocos
|