Disculpe el lector la grosería y
entiéndala como un recurso para llamar su atención. Pero el
asunto no es para menos: la independencia de Kosovo. ¿Y por
qué no del País Vasco, Córcega Escocia o Chipre…?. La sombra
de Kosovo, como la del ciprés, es alargada y el lógico
exabrupto en boca del presidente de Rusia Vladimir Putin
(que entiendo y al que me sumo), rápido de reflejos, al
advertir que “En España la gente no quiere vivir en un solo
Estado, entonces apoyadles allí”, no hace sino confirmar
(permítanme la autocita) mi reflexión hace más de diez años
en el transcurso de la ponencia que, sobre la crisis de los
Balcanes, tuve ocasión de pronunciar en julio de 1999
durante uno de los cursos de verano de la Universidad de
Oviedo coordinado por los profesores José Girón (decano de
la facultad de Historia) y el montenegrino Slobodan Pajovic,
a quien por cierto el gobierno de España concedió en el año
2002 la Cruz de la Orden de Isabel la Católica.
La torpe y cobarde Europa de los mercaderes se está poniendo
la soga al cuello ella sola y si no hay arrestos para frenar
el órdago, ilegal desde el derecho internacional, lanzado
por el primer ministro kosovar Hashim Thaci, mañana domingo
17 el proyecto de Unión Europea comenzará a resquebrajarse.
Kosovo tiene sus particularidades y debe gozar de una amplia
autonomía, pero dentro de la soberanía de Serbia. Las tropas
de la OTAN, entre las mismas contingentes españoles desde el
primer momento allí desplegados entraron, recuerden, en la
convulsa región estrictamente “por razones humanitarias”,
para garantizar el proceso de paz y proteger a la acosada
población serbia de los abusos y de su eventual
aniquilación, en ningún caso con la idea de apoyar
tácitamente la independencia de Kosovo. Solo había dos
caminos: imponer ley en mano a los kosovares
(mayoritariamente musulmanes) la legítima soberanía serbia,
o hacer que los serbios aceptaran el derecho de los
kosovares a una autonomía. Lo recordaba el otro día el
portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Mijaíl
Kaminin, tras la urgente reunión del Consejo de Seguridad de
la ONU: “La declaración unilateral de independencia de
Kosovo no se corresponde con el derecho internacional”.
Diría más: da un portazo a la construcción de Europa y
alienta las secesiones en su seno.
Suscribo íntegramente las palabras de Mario Vargas Llosa:
“El nacionalismo es el gran enemigo de la cultura de la
libertad en España, en Europa y en el mundo y va a
reemplazar al marxismo como adversario principal de la
democracia en el siglo XXI”. En el País Vasco, Cataluña,
Galicia… ya estamos viendo las orejas del lobo, que no para
de aullar mientras Rodríguez Zapatero y sus caniches miraban
estúpidamente para otro lado durante toda la legislatura. La
eventual e ilegal independencia unilateral de Kosovo
posiblemente mañana acarreará, inevitablemente, enojosas
implicaciones de difícil encaje, mientras el nacionalismo
excluyente de los desleales Ibarretxe, Carod Rovira o los
dirigentes filonazis del BNG (Bloque Nacionalista Gallego)
ya se están frotando las manos En Kosovo, como ustedes
saben, están en misión unidades militares españolas con base
en Ceuta, buenos amigos: un abrazo y un emotivo recuerdo,
con estas apretadas líneas, para ellos.
|