Los edificios A, D y E forman parte de la llamada obra
pública. Allí irán destinados el auditoriun con su edificio
anexo, el conservatorio y una instalación para gestión,
administración y salas dedicadas al arte. Por otro lado los
edificios B y C forman parte de la sociedad privada.
El famoso edificio B es el que se asoma a la calle Padilla
[con sus metros cuadrados de superficie: unos 2.000] estaría
involucrado en las negociaciones sobre el arrendamiento o la
expropiación, dado que sus usos se han modificado como
consecuencia de la sentencia del TSJA y de comercial ha
pasado a dotacional o cultural.
En toda esta historia, en la que se pretende salvar la
integridad del conjunto y viabilizar que el Complejo en su
totalidad sea una realidad, las obras marchan a ritmos
desiguales. En lo que se refiere a los trabajos interiores,
en la parte pública la obra está muy avanzada en cuanto a
tabiquerías, terminados y revestimientos, solerías,
cubiertas e instalaciones de agua, electrica y de
climatización. En la privada el retraso es evidente.
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