Pregunta.- ¿No tiene la impresión de que ir a la
universidad ha perdido atractivo con eso de que en España ya
tenemos demasiados universitarios y poca mano de obra?
Respuesta.- El prestigio de la universidad ha crecido.
Nuestras infraestructuras, equipos docentes, nivel de
investigación... están a años luz de las de hace tiempo, y
además hoy en día todo el mundo puede ir a la universidad.
Si en Alemania el 18% de los hijos de clase trabajadora
tienen expectativas de cursar estudios superiores en España
es el 40%. Tenemos que estar orgullosos de ello, pero
también es cierto que padecemos un desequilibrio entre
enseñanza universitaria y Formación Profesional que ahora se
está corrigiendo. Ambas son imprescindibles para el futuro
de España, sobre todo si desde FP se puede ‘saltar a la
universidad y seguir estudiando hasta donde uno quiera.
Dicho todo esto, que quede bien claro que es de tanto
prestigio ir a la universidad como no ir. Pensar que el que
trabaja no es capaz de hacer otra cosa es un error. Hay
otras opciones de vida tan dignas como la universidad.
P.- ¿Ir a la universidad sigue garantizando, aunque no sea a
corto plazo, mejores expectativas laborales y salariales que
no hacerlo?
R.- Sí, y todos los estudios lo confirman. El título
garantiza, en los inicios, una situación un poquito mejor
que a quienes estudian a otros niveles, pero más a largo
plazo la diferencia es mucho mayor.
P.- Comparándonos con el resto de Europa, ¿las universidades
españolas se mantienen dignamente?
R.- Es difícil hacer estas comparaciones porque el tamaño
medio de nuestras universidades es bastante más alto que el
de cualquier otro país del mundo, pero en el ámbito de la
Investigación y en ciertas áreas de la Docencia tenemos
tanto nivel o más que los mejores centros europeos. De esto
tenemos pruebas en los resultados de los programas Erasmus-Mundus
y similares, pero nuestro sistema está diseñado para acoger
a más universitarios y Europa va marcando una senda similar
a la nuestra: la educación superior tiene que ser y estar al
alcance de todos. Ahora a nosotros nos corresponde elevar
nuestro nivel de excelencia.
P.- ¿Y si se compara la universidad pública y la privada?
R.- En España tenemos universidades públicas, privadas y de
la Iglesia. En el ámbito público hay un nivel medio muy
aceptable y en el privado, como en otros países, de todo.
P.- Ceuta piensa en un campus que sea también motor
económico. ¿Qué requisitos debería cumplir para conseguirlo?
R.- Generalmente al hablar de campus se hace de universidad,
y aquí eso no ocurre. Creemos que la UNED está haciendo un
trabajo muy importante a nivel educativo, pero también en
servicios generales, con un impacto muy positivo en Ceuta.
Los estudios universitarios tienen un impacto importante en
beneficios no monetarios: estudiantes que se quedan,
servicios que hay que dar, profesorado que se traslada... En
Ceuta sus niveles de calidad tienen que ser los mismos que
en el resto de España.
P.- Usted rechaza hablar del campus como una operación
meramente urbanística pero tampoco se pone sobre la mesa una
ampliación concreta de estudios
R.- Nosotros no tenemos competencias en qué estudios se
imparten aquí. Eso corresponde a la Universidad de Granada.
Poner en marcha nuevas enseñanzas es una decisión que hay
que pensar muy bien porque si después te encuentras con tres
estudiantes puedes estar tirando el dinero en lugar de
potenciar otros ámbitos más viables. Lo más interesante es
que nuestro nuevo modelo de enseñanzas permite más
flexibilidad: un postgrado en Granada podría tener parte de
su formación en Ceuta con prácticas, cursos específicos...
Hay que olvidarse del concepto tradicional un título-un
centro-un grupo de profesores. Ahora hay enseñanzas que
pueden impartirse en distintos sitios y aunque no se
descarta implantar nuevas carreras completas creemos que
Ceuta es un lugar idóneo para desarrollar partes de un
título de la Universidad de Granada, de Málaga o de Cádiz
aquí durante varios meses aprovechando las características
del entorno.
P.- Si sus competencias son limitadas y ninguno de los
terrenos en juego son suyos. ¿Qué se pide al Ministerio para
el futuro campus? ¿Sólo dinero?
R.- Al Ministerio le corresponde financiar todas las
enseñanzas que se imparten en Ceuta y Melilla, y si hubiera
más habría que pagarlas. Igualmente, en función de nuestro
convenio con la UGR también debemos dotar de
infraestructuras a las enseñanzas que se cursan aquí.
P.- ¿Le han pasado la factura de cuánto costaría el campus?
R.- No. La dificultad está en que somos muchos actores y no
sabemos qué modelo se puede encarar. No sabemos si vamos a
empezar por fases, si va a ser un proyecto global del
edificio... Hay dificultades por resolver antes de eso.
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“Muchos de los problemas a los que nos enfrentamos son del
área de Humanidades”
Doctor en Filosofía, Vidal es un
firme defensor del futuro de las carreras de Letras.
“Estamos en una sociedad en la que, es cierto, necesitamos
muchos científicos y que los resultados de las Ciencias son
espectaculares, pero no hay que olvidar”, distingue el
director general de Universidades, “que muchos de los
problemas a los que nos enfrentamos hoy en día: cuando
hablamos del uso de la Ingeniería Genética ya no hablamos de
ciencias, sino de Humanidades, de problemas de las
sociedades y de los hombres”. Incluso profesionalmente para
el alto cargo leonés las Letras tienen mucho tirón: “La
preocupación por las Artes”, recuerda, “ha crecido
enormemente y la universidad tendrá que responder a la
manera en la que la sociedad reclama a estos expertos”.
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