Ser joven es actualmente muy duro si se tiene pensado optar
por una vivienda. Una persona residente en Ceuta necesita
“un salario mínimo de 1.715 euros en 14 pagas anuales, poco
más de 24.000 euros al año, para poder optar a una vivienda
en régimen de protección oficial” y tener cierta calidad de
vida, según un estudio del Consejo de la Juventud. Esto
dobla en dos veces y media el Indicador Público de Renta de
Efectos Múltiples, índice de referencia que se usa para
acceder a prestaciones sociales, como el subsidio por
desempleo, ayudas a la vivienda o becas.
Así, un joven de entre 18 y 34 años residente en Ceuta debe
reservar hasta el 65,6 por ciento de su salario para hacer
frente al coste del pago por su piso, hecho que podría
explicar, en parte, el bajo grado de emancipación que sufre
la Ciudad Autónoma.
De los 35.964 jóvenes de Ceuta, sólo 13.579 están fuera de
casa, lo que representa una tasa de emancipación del 37,8
por ciento, mientras que la media nacional está siete puntos
por encima, en un 44,8 por ciento, según el Observatorio
Joven de la Vivienda.
Además de los altos precios del suelo, otro condicionante
para que los jóvenes no terminan de salir de casa es la alta
inestabilidad laboral que padece la Ciudad: la delegación
del INEM estima la temporalidad laboral en torno a un 88,66
por ciento.
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