Una discusión entre dos aparcacoches sin acreditación en las
inmediaciones de la rotonda Pepe Caballa, cercana al muelle
España, termina con una víctima mortal, tras ser apuñalada a
las 12.45 de ayer. Tanto el difunto como el supuesto autor
de los hechos son dos ciudadanos magrebíes no documentados,
al igual que un tercer sujeto, que colaboró con el supuesto
agresor al “hacer la zancadilla a la víctima” para que
cayera al suelo, según los testimonios de testigos
presenciales. El personal del 061 no pudo reanimar a la
víctima, prácticamente muerta quince minutos más tarde por
la apuñalada, que le rozó el corazón.
El amplio despliege de medios policiales de la Ciudad
consiguió que el supuesto homicida, de 29 años de edad,
fuera detenido media hora más tarde, en las inmediaciones
del Instituto Camoens. Se trataba de un individuo de aspecto
magrebí, de estatura media, con un parche en un ojo y una
camiseta de manga larga de color granate, manchada por la
sangre de su víctima. La información que ofrecieron los
testigos del trágico suceso sobre la fisonomía de este
individuo ayudó a que el dispositivo policial diera
rápidamente con él. Durante la detención no opuso
resistencia, confesó ser el autor del apuñalamiento y
entregó el arma del crimen, todavía ensangrentada.
Testigos presenciales que declararon para la Policía Local
comentaron, que antes del apuñalamiento, los dos implicados
disputaban por aparcar un coche, puesto que de esta forma se
ganan la vida clandestinamente. Sin embargo, cuando el
detenido entró en la comisaría cercana al edificio Ceuta
Center alegó “lo maté porque me miró mal”.
La víctima perdió la vida quince minutos después de recibir
la acuchillada. Tan sólo le dio tiempo a caminar los catorce
metros que separan una zona ajardinada enfrente del
supermercado Lidl hasta el acerado junto a la rotonda Pepe
Caballa. Murió por una herida contuso-frontal, provocada por
la apuñalada asestada a la altura del pecho con una
trayectoria ascendente. Así lo confirmó el personal
sanitario del 061, que se personó en la zona de los hechos a
los pocos minutos del suceso. El cuerpo ya permanecía sin
vida sobre la acera, pero lo levantaron e introdujeron en la
Unidad Móvil para practicar un electrocardiograma buscando
algún signo vital en el agredido y así seguir operando en la
reanimación. Fue inútil. El servicio de atención sanitaria
certificó la muerte poco antes de la una de la tarde.
El juez, que se personó en el lugar de los hechos rozando
las una y media de la tarde, mostró su enfado con el
personal sanitario del 061, ya que el cadáver se levantó
antes de que él lo autorizara. Pero esta ruptura de
protocolo de actuación ante estos casos estaba justificado,
ya que los médicos del 061 necesitaban realizar el
electrocardiograma para comprobar el estado de la víctima.
Mientras, el presunto homicida se estaba escabullendo entre
las calles más céntricas de la Ciudad, llegando hasta las
inmediaciones del Instituto Camoens. Inicialmente, el cuerpo
policial inició la batida en la zona de las escolleras, ya
que se pensó en un primer momento que el supuesto agresor
tomaba como dirección de huida el muelle de Poniente. La
alerta por radio posibilitó una patruilla de guardia dieran
el alto un sospechoso, cuya fisonomía coincidía con la
descripción. Se entregó y ofreció el cuchillo con el que
mató a su compatriota.
Competencias
La Policía Local llegó en primer lugar a la escena, seguida
de la Nacional y, finalmente, la Guardia Civil, ya que al
ser el Puerto de Ceuta una institución de la delegación de
Gobierno, la competencia de control y seguridad en esta zona
recae sobre la Benemérita. Sin embargo, la coordinación
entre estos tres cuerpos fue satisfactoria y permitió coger
al presunto homicido.
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