En caso de que el estudio del IMSERSO saliera desfavorable a
los intereses de la Cruz Roja, se habilitaría un plan B para
la mejor utilización del pabellón de la institución
humanitaria.
En este caso el edificio se destinaría a numerosos grupos
desfavorecidos de la ciudad, como pueden ser los enfermos de
alzheimer; o podrían acoger cursos que ahora mismo se
encuentran localizados en varias partes de la ciudad, como
podrían ser el curso para mayores, o clases formativas para
el voluntariado, además de un aula formativa para cualquier
docencia ordinaria y extraordinaria.
Desde el edificio de la Cruz Roja se llevarían a cabo las
gestiones de diferentes recursos sociales, con el fin de dar
cabida en su seno a los grupos más vulnerables de la ciudad.
Para este plan, también se contaría con la participación del
gobierno local, que vería con buenos ojos disponer de un
centro así.
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